Educar no es sencillo

El ser educador no es un trabajo sencillo. Y mucho menos un trabajo común. Se requiere aparte de vocación, que ya es bastante, una actualización permanente, por los avances en ciencia y tecnología y el desarrollo meteórico y constante del internet, con sus redes sociales y aplicaciones.
 Solo la familia de los maestros y sus familiares, saben exactamente lo difícil que es el trabajo, sobre todo en los inicios. Que por ser la educación un trabajo que tiene que ser cubierto en la magnitud y dificultad de la geografía, para que todos los niños y niñas tengan esa oportunidad grandiosa cada día de edificarse, de desarrollar un pensamiento con más conocimientos, sí, pero con lógica y coherencia, para tomar mejores decisiones en su vida. Decía de la dificultad de trasladarse a su centro de trabajo en caminos rurales, en ocasiones caminando algunos kilómetros. Y en los inicios trabajando en palapa. O con condiciones de calor. O con las carencias económicas de las familias de los alumnos, por las que se hace difícil una mejor alimentación, o la compra de materiales educativos.
Pero aun así: no he encontrado a ningún maestro o maestra que diga que no va a trabajar porque no hay las condiciones para el trabajo educativo.
La verdadera educación es como una brújula que orienta al ser humano y pueda seguir la ruta de su vida que mejor le convenga, pero que a la vez convenga a la sociedad en su conjunto.


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