El huizache de la casa

Un árbol en la parte trasera del patio de la casa me espera. Es un huizache viejo que nos ha dado sombra desde hace muchos años. Sus vainas dulzonas desde niños las masticábamos. Mi padre ponía columpios que nos alegraban la tarde. Y bajo su sombra dijimos de todo y tanto. Nada especial. Solo de la vida cotidiana. Las tantas anécdotas recordadas. Sueños y anhelos. Y al sentarme junto a él irremediable me viene la canción Mi árbol y yo. Allí sigue. Grande, fuerte y viejo. Verde de tan verde. Y corrioso gris café su tallo.  Testigo de la sencillez y palabras buenas. Ese  huizache sabe de penas y alegrías. De soledades y angustias. Por allí creo mirar o miro a mis viejos. Y a mis hermanos.

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