Sois profesta (2)

He vuelto dijo muy despeinada. Eres el mismo profesta de siempre. Te he leído. Quizo decir quizás poeta o profeta. Voz pastosa. Hay aves que cruzan el pantano. Y oh, perdón. Manchan más el pantano. Dijo llorosa y riendo. Bipolar, sí. Yo estaba entre aturdido y tumefacto. La escuchaba. Ruinas admirables. Silicón no, me dijo a carcajada suelta. Ya lo sabes. Y sigo siendo templo. Antiguo, pero templo al fin. Yo tomaba café con galletas de animalito. Ella se animaba entre humo sedado. Colillas. Libros de viejo. Y tú sigues siendo mi profesta preferido. Yo intentaba explicarle. Del filoso y filósofo tiempo. De que nos vamos yendo de a poquito. Ella encarnaba la bestia y la bella a la vez. Aduladora. Y sensual. He mandado cartas. Y no respondes. Te llamo y nada. Reclamó entre hipos y  sollozos. Mientras hacíamos con dibujos y recuerdos el amor. La amistad serena y clara.

Comentarios

Entradas populares de este blog

lecturas 20. Poemas de Carlos Pellicer Cámara

De cartas

¿Por qué así, señor periodista?