Víspera del 58

La víspera corriendo veloz para llegar a los sesenta. Desde el cristal de los cincuenta y ocho. Festivo aún con las canciones de esos Sabina y Serrat. . Reír y cantar. Revisando el émbolo de la felicidad que haga saltar como la rana azul de los cuentos. Y caminar por la avenida principal trastocando la flauta aquella de Hamelin. Con el compás de espera suficiente y con el pantalón azul desteñido. Contrito por la paz que muerden los lebreles. Lo mismo que a utopías galopantes. Como el arribo del viejo a la playa de la Habana, con el esqueleto del pez que fue. Tráeme la guitarra. El libro. Los datos. El acta. las referencias y sin cartas de buena conducta. Entre venadito y puerco espín. Dispuesto a sacrificar el tiempo libre por el amor y la amistad. Amante de las pastorelas y de la limonada. Y con cierta salud mental propia  para el delirio que precisa y propicia. Abracadabra: salud y paz con luz de luciérnaga.

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