Ella

Ella es una estrella. Rima. Rutilante y oscura. Depende la ocasión. Y camina con afán de ser y estar. Como todo ser en juicio. De saber de la vida, y nada. La filosofía le es ajena. Sin pena. El reloj es la medida de su tiempo. Un reno es el escudo. Y bisonte, si habla de historia. Mas la histeria le define. Con plástico. Y es el pronombre del cincuenta más uno en género de las palabras: la sala, mesa, casa. Mayor. Como las canciones. De fiesta o pena. De esa calandria canta en la rama. Ella no lo sabe. Cabe en un libro o poema. Y guiña por acto reflejo. Vuela hacia atrás. Y la recuerdas en Itaca. O la buscas en El Dorado. Y es una sirena que canta. Y ríe. Es flor de un día. ¿Acaso soy yo? pregunta. Y cabe nostalgia y melancolía. Si se habla en pasado. Se conjugan los tiempos. El reloj marca las horas. Y llega el instante final. Para volver a comenzar. Mas es también futuro. En este largo peregrinar. Ella fue una estrella fugaz. Como lo efímero de la vida. Nacen. Crecen. Y se la pasan cruzando los dedos. Para ver si la suerte. Mas llega la muerte. Y otra historia vamos a contar.

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