Panóptica

Tocar la puerta y entrar allí. Donde el aire suave precipita el ímpetu. La poesía se vuelve ligera y nos hace volar. Las palabras, eslabones de la conciencia. El color blanco domina y refleja la luz disponible. Ladran los perros a la luna. ¿No los oyes? Él amanecer, distante. Mientras tanto la penumbra. Están los libros adorados. Sueñas. Y el vértigo regresa. La montaña rusa fuera de sus rieles. Y las comparaciones vuelven a la realidad. El reloj está detenido en la hora precisa de la muerte. La orden es seguir escribiendo. El destino se cumple. De un sueño se pasa a otro. Y a otro. Al infinito. Pasan el documento para firma. Se firma con los signos de siempre. Nadie mira nada. Todo bajo observación. Escribe. Veo todo el panorama. Ustedes no me ven. Las llaves quedan a la vuelta de la esquina.

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