Son ellos

Se han roto los platos. Son ellos. Lo he visto con mis propios ojos. Moderados o exagerados irrumpen en las charlas. Ellos los de siempre. Los que dejan el chicle bajo de la mesa. Los que levantan la mano para opinar. Y los callan luego del discurso redundante improvisado. Los del corazón de roca. Los que dicen que nunca se equivocan. He charlado con ellos en un monólogo interminable. Donde mi oreja se centra en escucharlos. Derrochan ánimo. Sudan opiniones. Son ellos los triunfadores. Y raudos tienen la risa. Son los optimistas inteligentes de al mal tiempo buena cara. Y tienen el techo seguro bajo la lluvia. Ellos han construido una barrera de níquel entre ellos y nosotros. Y tocamos a su puerta para venderles seguros de vida. Que algo dejen a sus herederos en su muerte.

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