Aire, aire
1. Aute: "Aire, aire/ No hay perfume que valga si falta el aire/Aire, aire/ De qué sirve que huela a jardines el viento/ Si falta el aliento/ Que atrapa la flor/ Aire, aire/ Aire de vendaval que revuelva el aire/ Aire, aire/ Aire airado que arrastre/ Esta larga locura/ Que escupe basura/ Cuando habla de honor/ Aire, aire, aire, aire/ Aire, aire/ No una brisa sino un torbellino de aire/ Aire, aire/ Que se lleve a los monstruos/ Que se han hecho dueños/ De todos los sueños/ Que fueron razón.../
2. Desperté y no estaba respirando. Era de madrugada. Ya estaba casi muerto. Era cosa de esperar, pero no quise esperar porque considero que la vida es bella. Me puse a saltar. Me dí de golpes en la espalda contra la pared. Y el mecanismo de respiración regresó poco a poquito para no dejarme ir a la muerte. La dulce vida es la maravilla. Realmente es una angustia despertar en esa situación de agonía, de desesperación. Recuerdo haberme visto salte y salte. Eso fue hace como veinte años.
2. El momento de despertar sin estar respirando sucedió durante un sueño. Estaba yo en una camilla del ISSET (la dependencia de prestaciones sociales de los trabajadores del estado de Tabasco), y los camilleros y enfermeras me conducían con rapidez por los pasillos, llevándome con urgencia quizá al quirófano, o a un espacio donde me pudieran aplicar el mecanismo de "vuelve a la vida" para activar nuevamente mis pulmones. Pero estaba soñando y al despertar me di cuenta que efectivamente no estaba respirando. En el sueño todavía sí.
3. ¿Cuánto es lo que de manera normal podemos aguantar sin respirar? Con cronómetro en mano hagamos la prueba. La hago: 1:21.03. Pude haber llegado quizá a los 1:30.00. Pro no quise forzarme. Quizá practicando después logre llegar a a 2:00. Hacía mucho tiempo que no lo hacía; ahora solo por el tema que estoy escribiendo. A los 25 años de edad le ganaba a mis amigos basquetbolistas y futbolistas. Sumergíamos la cabeza bajo el agua. Y ellos iban sacándola uno a uno, y el último ra yo. "Estás haciendo trampa", me decían. Pero no es casualidad. A esa edad y desde los 17 años practicaba atletismo, y ellos no lo sabían.
4. En ese sentido me ha sorprendido gratamente, por supuesto, ver al nadador paralímpico chino, Jin Chen Guo, que nada sin respirar durante buen tiempo. Pareciera como que lleva bajo el agua una bomba de oxígeno. Y en todo caso esta es natural, como si trajera aletas en lugar de pulmones. Tiene el récord en 50 metros libres, con un tiempo de 29. 33. Esa distancia la recorre en apnea, que así se llama el no respirar. Viendo su video donde participa, recorre los 50 metros sin levantar la cabeza para respirar, gana. Como un torpedo, dicen. Me puse buscar el récord que un ser humano puede pasar bajo el agua sin respirar. Y es sorprendente.
5. El récord del mundo lo tiene el croata Budimir Buda Sobat, de 54 años. Bajo el agua, en 2023 aguantó ¡24 minutos 33 segundos! ¡Una eternidad! Pero déjeme que les cuente, limeños, que hay una tribu de pescadores llamada los Bajau, cuyos habitantes pueden durar hasta 13 minutos bajo el agua sin respirar. Esta es una práctica que tienen este que son niños. Los Bajao viven en Indonesia y Malasia. Muchos de ellos en casas flotantes y su modo de subsistencia es la pesca en modo a todo pulmón.
6. Esa ocasión que me desperté en la madrugada sin estar respirando fue realmente espantoso. Es la agonía. es la muerte a una distancia de apenas algo más de minutos. Los pulmones están detenidos. Algo falla en el mecanismo normal que tenemos en uso desde nuestro nacimiento. Alguna válvula que se traba, se cierra. Algún sensor que deja de funcionar. Los médicos han de explicarlo bien. Yo apenas describo lo que he sentido. Todo ello muy distinto cuando hay un reflujo. No tiene nada de literario ni específicamente de poesía.
7. Despertar y sentir obstruida la respiración. Y sentir que algo quema la garganta, y son los jugos gástricos. Y con conciencia hacer el esfuerzo de mover ese mecanismo y por varios segundos no poder. Y saber que la muerte nos está abrazando, tibia y amorosa, guardiana de la eternidad, pero la desesperación de querer vivir por el recuerdo de las palabras, los besos, los abrazos, el roce pedernal de la tierra encarnada, las puestas de sol y las reuniones con amigos. Y sentir que poco a poco se va colando el aire, como por una rendija. Hasta que finalmente está la respiración como la de antes.
8. Claro que al día siguiente todo asustado fui con el Doctor Márquez, médico general especialista ya actualizado en todo. Y se ríe porque me conoce. Y adivina que "de seguro usted comió mole o tacos con mucho condimento y grasa entre 8 y 11 de la noche. "Sçi, doctor. Eran de tripa y de cuellito". O "sí doctor, tenía hambree ran las 10 de la noche y solo había mole de un bautizo a donde fui y me dieron para llevar". Y reímos ambos. "Mora, ya no tienes 20 años. Trata de no comer nada de ese tipo de comidas después de as 6 de la tarde. Y en todo caso debes de esperar mínimo dos horas y te voy a recetar que tomes un Omeprazol luego de comer mole, tacos o carne asada.
9. En 1993 (tenía 34 años) regresé en la mañana en un vuelo Mérida-Villahermosa. Desayuné en el hotel de todo un poco de la comida yucateca, que es muy sabrosa, pero con mucho condimento y grasa. Yo me sentía como pelón de hospicio. Había de todo en el buffet del hotel. Y me deslicé comoalpinista de bajada. Probé cochinilla, relleno negro, relleno blanco, pibipollo, salbutes, longaniza, etc. Un poco de todo. Llegue a la casa como las 10 de la mañana. Desvelado y cansado por el viaje, me recosté y dormí en el mueble grande de la sala. Pasados unos minutos mi hija me despertó asustada, jalonándome por el hombro. Yo desperté sin respirar y empecé a saltar, como ya me sabía. Y volvió poco a poco la respiración. Apnea del sueño, dice el médico. Dice mi hija que veía cómo saltaba mi abdomen haciendo el esfuerzo de respirar y nada. Por eso me despertó.
10. Por eso ahora me cuido. Nada de mole después de las 6 de la tarde. Tampoco pizza, tacos de cuerito, chicharrón, longaniza, tripa y ubre. Antes de esa hora sí. Pero para mayor precaución luego del goce y disfrute culinario, tomo mi mágico y salvador omeprazol. Y todo tranquilo hasta ahora. Lo mismo con las carnes asadas. En la lista de compras, luego de carnes, carbón, cebollines, chiles para torear, limones, aguacate y demás, agrego un frasco de Omeprazol, para invitarles a mis amigos mayores de 50 años. Y claro que algunos de los jóvenes que han sido maltratados por la vida, también se previenen con esa pastilla.
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