Anónimos y desterrados
1. "¿Qué es ser ciudadano?", me preguntan mis vecinitos alumnos de sexto grado de primaria. La maestra les pidió investigar sobre varios conceptos, entre ellos este: ciudadano. Yo me pongo a leer por las tardes en la cochera de la casa, sentado en un sillón. Con mesita a un lado, para el vaso de limonada. Y ando leyendo de todo un poco. A veces empiezo un libro y lo dejo a las pocas páginas y cambio a otro. Y a veces sigo y lo termino. Y es cuando me miran ellas y ellos y se acercan alegres, curiosos, para preguntarme sobre sus tareas. Esta vez estoy leyendo el libro "El gran horror", del autor Robert Conquest, que refiere a las grandes purgas políticas de 1930 a 1938 en la Unión Soviética, en las que fueron asesinadas millones de personas, junto a los millones muertos por hambruna producto de la colectivización forzada del campo.
2. "¿Y por qué no van a la biblioteca?", les pregunto. Se les hace muy fácil que yo les dé las respuestas. "No. Lo que pasa es que con usted aprendemos porque nos hace pensar con sus reflexiones", me dicen y me convencen y empezamos. "Antes díganme qué piensan ustedes sobre esa palabra: ciudadano. "Ah, pues son las personas que tienen 18 años o son mayores de esa edad", me responde uno. "Cierto, eso es ser ciudadano", dice otro y otro más. Les digo: esa edad es para sacar su tarjeta INE, lo cual los identifica para ser responsables como adultos ante la Ley. Y les permite identificarse para entrar a lugares donde dice: "Se prohibe la entrada a menores, mujeres y uniformados". "¿Y, entonces?".
3. Les digo: "¿Y no se les hace raro que en esos lugares prohiban entrar a las mujeres?" "Sí", contestaron las niñas al unísono. "En la sociedad griega, allá hace como2-500 años, o 500 años antes del nacimiento de Cristo, los ciudadanos eran los hombres, pero no todos. Los hombres esclavos no eran ciudadanos, por ejemplo, aunque tuvieran más de 18 años. Y los considerados ciudadanos se reunían en un lugar llamado Ágora, para discutir en público sobre diversos temas de importancia para su convivencia en la ciudad. "Entonces la edad no define el ser ciudadano", dice un chivo muy atento a lo que digo. Todos están atentos, pero uno es el más atrevido. "No, la edad no lo define".
4. Les pongo un ejemplo: "hagamos de cuenta que el viento tumbó un árbol muy pesado y quedó atravesado en el camino y nadie puede pasar en auto. Y el delegado hace un llamado a los vecinos para que ayuden a quitarlo. Pregunto: ¿llegan todos?" Y ellos responden: "No, pues. Saldrán poco a ayudar. Otros harán como que no escuchan y se quedarán en su casa". "¡Exacto! No todos se interesan por resolver los problemas de la comunidad. Allí hay una diferencia: ciudadano es el que se interesa por ayudar a resolver asuntos de la comunidad. Los que se quedan escondidos en sus casas para no ayudar, esos no lo son".
5.- Se quedan sorprendidos. Así como ellos, la mayoría se refugia en la creencia que de los 18 años en adelante todos son ciudadanos. Y realmente no. Hay quienes llegan a una edad de adulto mayor. Y en el extremo, mueren sin haber sido ciudadanos. No saben cómo se fue su vida. Se la pasan quejándose de todo. Les son indiferentes los problemas de los demás. Y cosas por el estilo. Y me parece que al estado no le interesa formar ciudadanos porque son reflexivos, críticos, descubren a los políticos mentirosos, no se dejan manipular, los evidencian, Y ...
6. Y su vida (la de los ciudadanos) no dependen de las periódicas elecciones de cada tres y seis años. sino que en el día a día realizan sus actividades organizados, propositivos, entornos, con objetivos colectivos. Los que no son ciudadanos, todo lo contrario. Dicen que les salieron más los representantes a quienes eligió, y espera las siguientes elecciones para ver si ahora sí las cosas salen mejor, y se repiten los ciclos. Y mientras tanto la vida se va.
7. Los niños se rascan la cabeza sorprendidos. Ellos también creían que los ciudadanos son los que tiene 18 años y más. Les pregunto que si sus padres asisten a las reuniones de padres de familia cuando convocan a juntas los maestros. Les pregunto si mantienen limpio el frente de su casa. Si sus padres son los que tiran basura en la calle o la guardan en bolsas que ya traen de manera normal. Les pregunto si tienen mascotas y las cuidan. Y si cuando las sacan a pasear llevan una bolsa para recoger el excremento. Con sus respuestas ellos mismos van considerando si sus padres son ciudadanos o no lo son. Aunque les especifico que la plática no se trata de eso. Sino tener claridad de quienes son ciudadanos y quiénes no lo son. Del concepto, pues.
8. Aprovecho a platicarles, como todos los viejos, de cuando estudié secundaria. Llevábamos una clase que se llamaba Civismo, y el libro de nombre "El buen ciudadano", contenía valores de convivencia, de ayuda mutua, se reflexionaba sobre ellos, se leían artículos de la Constitución y mucho contenido que se refería sobre todo al comportamiento personal en lo colectivo, empezando por la familia, los vecinos, nuestra colonia, etcétera. Y les preguntó: "¿Ustedes serán ciudadanos cuando cumplan los 18 años?" Y su respuesta: "Haremos todo lo posible para serlo". otro dijo: "ha de ser feo vivir sin ser ciudadano en toda la vida". "Creo que no se dan cuenta", les digo para mejor comprensión de la existencia humana.
9. "¿Y ahora qué está leyendo?", me preguntan. Un libro de historia de un país que se llamó Unión Soviética. Solo eso les dije. Y aproveché para preguntarles qué es historia. Y uno de ellos respondió: "en la materia de historia solo leemos sobre guerras, muertes, matanzas, asesinatos políticos y catástrofes". Me quedé sorprendido, como que ese es el registro principal de los pueblos.
10. Aproveché para invitarles horchata y una tortita de cochinilla pibil. Y ellos me pidieron libros infantiles de literatura. "¿Y por qué no formamos un club de lectura?", preguntó una niña. "¡Siiií!" respondieron todos. Yo aprovecho a felicitar a los maestros y maestras que promueven la lectura libre y a todos los ciudadanos que de manera civil la promueven. Ese es el camino mejor.
11. Cierro con un fragmento de canción de Joan Manuel Serrat: "Anónimos y desterrados/ en el ruidoso tumulto callejero,/ con los vientos en contra va el ciudadano./ Los bolsillos temblando y el alma en cuero,/ rotos y desarraigados./ Hablando a gritos, golpeando/ los adjetivos precipitadamente,/ asfixiado en los humos y en las gestiones,/ se cruzan y entrecruzan, sordos e indiferentes/ a salvo en sus caparazones..."
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