Apuntes para encontrar armonía en la vida
Apuntes para encontrar armonía en la vida
1. ¿Todo te sale mal? ¿Todo te sale bien? Hay razones que explican todo ello. Algunos parece que se lanzan desde lo alto al vacío y sin red. Otros como que van a tientas. Unos se enfrentan ante una pared y se quedan allí. Otros la derriban (o lo intentan) o buscan darle la vuelta. Hay un cuento de Franz Kafka, donde el personaje está frente a una puerta que no se abre, pero tampoco nunca tocó para que le abrieran. Algo así.
2. Expongo y afirmo: hay música dentro de ti. Es algo que no te puedes explicar. La llevas por dentro, te dicen. Y sientes que todo lo haces con ritmo: el caminar, el abrazar y besar, la estibación de cajas en la bodega, cuando acomodas los libros en los estantes. Incluso cuando lees, sientes que las palabras aparecen como bailando, y por lo tanto las imágenes. "¿Y eso cuándo lo descubriste?" De todas las personas con las que he platicado en el transcurso de los años, que ya son muchos. En su forma de hablar me doy cuenta de las personas que tienen ritmo interior y las que son arrítmicas. Y no precisamente me refiero a la música, aunque digamos que sí. ¿Te has dado cuenta de que muchos se quejan y otros no? Esa es la diferencia. Todos te platican historias, pero unos de mala suerte que les pasa y por lo tanto se quejan. Ellos son los que no llevan la música por dentro. Y sonríen poco, y cuando se ríen se les nota forzados.
3. En cambio los otros no, hasta parece que sus palabras bailan de alegría cuando las expresan. Y te hablan de sus proyectos, de sus anhelos, de esperanzas renovadas, de utopías que siguen. Cuando te hablan de amores pasados lo hacen con regocijo. Y cuando te platican de sus amores presentes lo hacen con algarabía. Hasta parece que traen un instrumento musical en las manos y sus palabras cantan. También se le llama actitud.
4. Te decía que descubrí que la vida tiene ritmo hará unos cuarenta años. Como si el movimiento del ser humano fuera llevado por un ritmo musical grato, suave. Le he llamado vibración armónica. Las cosas diarias las haces sin prisa, pero en una secuencia perfecta que todo va saliendo bien. Y todo esto que va saliendo bien antecede lo que sigue y de la misma manera se hace bien. No hay prisa, no hay desesperación. Como que el ritmo acompasado va llevando ligadas las actividades. Eso es armonía de vida.
5. Claro. Nada es perfecto. Y hay momentos que algún factor externo quiere desestabilizarte. Sea por mentira o calumnia o una metida directa de pie para que trastabilles y caigas. Entonces se te descompone el rostro, se altera tu rimo cardiaco, la respiración se agita. Son momentos que pasan, claro. Y se tiene en ese momento dos opciones: o se responde iracundo, con ira. O se respira profundo, y se deja pasar. Y luego de algunos minutos el ritmo armónico de tu vida vuelve a su fulgor luminoso del disfrute de la vida con lo que se hace.
6. Y no solo son las mentiras o calumnias que te sacan fuera de sí, te alteran. También puede ser una orden que te dieron mal. También puede ser por una noticia que no esperabas. Por una traición recibida. la muerte de una persona apreciada. Por una contrariedad esporádica. Por una pérdida de algo a lo que estamos apegados. Claro. Y hay más cosas que nos alteran. A veces te dicen que alguien que conoces habló mal de ti. ¿Te cuento? "No, no quiero saber". Y te insisten. Quieren tirar su basura y que la recibas. "No, no me cuentes. No quiero saber". Lo que quieren es alterarte. Y tienes qué resistir.
7. Todos pasamos por la muerte de un ser querido. Todos pasamos por la pérdida de empleo. Por una ofensa que nos hacen. Un préstamo que hicimos y no nos lo regresaron. Nos fuimos de largo con la tarjeta de crédito y la cuenta es abundante. Un hijo o hija se salió de la ruta trazada en familia. Un borracho nos chocó el auto y se niega a pagar. O nosotros tuvimos la culpa. El auto se lo llevó la grúa. Una compañera del trabajo o compañero nos mira mal, nos poene mal ante los demás. La mujer que quiero, dice la canción, nos dejó por otro. Etc.
7. Todo eso nos altera, claro. No somos de palo. Esas alteraciones te enferman. Te sacan de quicio. Quieres ir a reclamar. Quieres contestar con doble golpe el golpe recibido. Con palabras altisonantes. Toda tu furia contenida, que es mucha, quieren que la saques, y quieren verte desencajado, serio, con la frente contrita, la respiración alterada, el entrecejo con surcos, las venas del cuello a punto de reventar y rojo de furia. Parece que Dios se olvidó de ti. O que el destino te viene en contra.
8. Y no. Hay otra ruta. Otra actitud. Nada de ojo por ojo -diantre- y diente por diente. La vida es fugaz y efímera. Somos pasajeros de un viaje y siempre hay estaciones malas. A los gestos adustos les enoja nuestra alegría. A las sinrazones les duelen las razones. Al ánimo alterado le molesta la actitud de calma. Y al desánimo de los otros les lastima el buen ánimo que miran en los otros. Por eso sus reacciones. Pero nos quieren arrastrar en la ruta de ellos. Que no lo logren. Y eso depende en gran parte de ti.
9. Ese ritmo de la vida, como un vals, balada romántica y a veces tango, es lo que refleja la armonía de las personas. Otros ritmos, claros. Imagino un blues o jazz. O el soul. La balada rock. Y reitero: nombro los ritmos más conocidos para ejemplificar sobre las personas armónicas en su vida cotidiana. Habrá otros que no saben lo que es la vida en armonía y generalmente se autoflagelan con el dicho de que todo les sale mal, que tienen mala suerte, etc. Quejumbrosos lo reflejan en sus trabajos. Alterados, quieren inconscientemente alterar a los demás, o el ambiente común. Pero no lo logran aunque a veces parece que sí.
10. Tú vuelve a ti. Te cuento que anoche soñé. Y fue grato. Y soñé gratitud. Confieso que todos esos conceptos sobre la armonía de la vida, las vibraciones positivas que transmiten mensajes sin palabras, pero que se reflejan en algo que llaman buena química, o buena sangre, o es "a todo dar", y algunas otras expresiones, el sociólogo Sygmunt Bauman las plantea como la metáfora del agua en su "liquidez". Y entonces plantea al individuo de pensamiento líquido, la sociedad líquida, la educación líquida y todo lo humano le agrega lo de líquido, dando a entender que los cambios -lo dijo bien Heráclito- son la constante en la vida, y que el individuo debe acomodarse -como el agua a los recipientes- a las nuevas circunstancias que se le presentan en todos los órdenes de la vida. Si no es así, entonces hay sufrimiento y desasosiego, mala suerte, contrariedades etc
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