Amar en martes

Amar en martes y cualquier día de la semana es imperativo. Partir de uno mismo. De amarse como decir reconocerse. Nada puede partir hacia el amor, si no se ama uno mismo. En esa sencillez del individuo. En lo pequeño. En lo ridículo o sublime. Pruebe ahora. Con algo de descubrir belleza en lo pequeño: la mosca, el polvo, el grano de arena. Y mirarse al espejo, no para preguntarle como en el cuento: quién es el más bonito, bonita, espejito. Hablo del ser. Del interior. De lo que hacemos, hicimos, haremos, por el bien. Amar en martes es imperativo. Y amar en cada uno de los días que nos van quedando. Y a ser felices. Que son decisiones. No infortunio o suerte. Amar hasta que duela la sonrisa en el rostro. Hasta materializar el sueño.

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