He aquí que estoy solo
He aquí que estoy solo. Yo y mis tantas voces. Aso carne. Tomo una cerveza. Y río. Una voz me levanta. Otra me pide caminemos. Y otra más me arrulla. He aquí que no. Que estoy acompañado. Asamos carne. Estamos en Babel. Con enjundia y emoción todos somos oídos. Todos somos altoparlantes. Y estoy solo. Estamos solos. Cenicienta de porcelana, la canción. Hablamos de libros. De terremotos. De la selección nacional. De la deuda externa. No de Pessoa o de Ezra Pound. Ni de utopías. He aquí que cantan. Que la histeria es el abandono. Las miradas a la luna. Y las cartas a Eufemia. Cartas lanzadas al mar sin esperanza alguna de respuesta. He aquí que camino polvo. Que vamos a mil por hora. La carretera es de memoria a olvido. Y el letrero dice que solemnes hemos llegado al polvo. Solemos hacer caso omiso a las indicaciones. Al instructivo. He aquí este alegato en defensa. El juez les ha declarado inocentes.
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