Me distraigo


Lo cierto es que me distraigo. Entre colores de frutas del mercado y el arcoiris. La lluvia me llama sobremanera. Lo mismo que las nubes blancas. Y juego en la rivera o playa. Empiezo a leer un libro y cambio a otro o uspendo por escribir sobre temas que vienen de pronto. Sueño que estoy despierto. Y leo poesía y me embriaga sin sobresaltos. Busco agua del pozo sin tener sed. Voy rumbo al templo y no llego por mirar volar los papalotes en el parque. Acudo a charlas sobre filosofía. Y no encuentro el punto enredado de la madeja en las ideas. Me distraigo. Y lamento el tiempo que me deja de poco en poco. Luces, sombras, rostros. Un nombre y otro nombre. El recuerdo de mis padres. Los abuelos que no conocí. Y entre los poetas Kozer o Pound. Abro uno u otro de sus  libros. Y empiezo los poemas últimos. Ahora voy al día. Me preparo un café. Y en la mano tengo un jugo. De la chistera de este ya no salen consejos. Apenas uno que otro conejo pardo. Pequeño, pequeño, como un guiño a la vida.

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