Brindis

Brindar es agradecer. Estar contento. Y ver la luz y lo que devela. Entre lo tanto que existe. Brindo, por ejemplo, por la brújula que nos dio rumbo. Y por la bruja que en la infancia hizo volar con escoba a la imaginación. Sobre el caballo de madera. Brindo por la estrella fugaz que me enseñó el atajo al cielo con los pies en la tierra. Brindo por el insomnio, ese creativo, que me hace al pensar el ser vivo que soy. Por la espina clavada en el corazón, que duele pero se goza la vida. Por las piedras pedernal que en su frote se produce la chispa y desde luego el fuego. Brindo por el amor y la amistad, que son mis credenciales en la red. Por la literatura donde todo es posible y encarnan sueños. Por ese lugar fantástico  selva o playa que me traslada a cerrar los ojos. Por las hojas de hierba. Por el camino angosto que me ha hecho ver las cosas diferentes. Por este día y el ayer. Por el tiempo que el corazón palpita. Por todos los  ayer y de mañana.

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