Siempre me hace falta algo

Siempre me hace falta algo. A veces no sé. Es algo que olvido. Que exactamente no sé. Pero es algo. De eso estoy seguro. A veces es una llave. Un tornillo. Una palabra. Y pasan las horas. Cuando me faltan palabras. Me quedo callado. O suspendo lo que estoy diciendo. Me falta la palabra precisa. En otras ocasiones me falta una guitarra. Aquella otra. La que no tengo. La que pronuncia mejor su curva de madera. Que brilla. Que sus cuerdas reflejan. Mejor sonido. Y queda la sensación en la tarde de lo incompleto. Me falta un libro. El que no he leído. El que no está en ningún estante. El que no se ha escrito. Y lo busco en Librerías de viejo. En bibliotecas de pueblos apartados. A veces creo que es una idea sin fundamento. Quizá sea la falta de neurona. Falta de juego de palabras. Falta de una frita tropical y exótica. Cuando duermo me falta un sueño. Y cuento sueño siento que me falta una ciudad. Un planeta. O me faltó yo mismo.

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