Escribir

Quiero leer y escribir todo momento. Leer no hay problema. Allí están los libros. Escribir, es algo muy distinto. No sólo es querer. Hay que tener algo ya en la punta de la lengua, por decirlo así. Sea en sueños o en lo real, las palabras pegadas ya para salir. Y si no, se olvidan. Y a esperar otro momento. Leer es capturar un libro al paso. Y sumergirse en aventuras y besos. O fantasmas del olvido, cartas de famosos, arrebatos. Poemas de sufridos y a negados poetas. Entredos de ideas en los textos de filósofos, verdaderos rompecabezas. Escribir es correr el riesgo de sentarse y nada. Nada por aquí o allá. Sentarse frente a la pantalla. Escri ir, borrar. Levantarse por un café co. O pretexto. Regresar a la pantalla. Y escribir tomo café y es domingo. Y no estar contento. En todo caso preguntar a los amigos escritores. Dime, Luis Deyá, como le haces. O a los de la Sociedad de Escritores. O a Ubaldo Bogar. O a Chávez Fócil. Hoy es domingo. Tomó café. Acudo a los recuerdos. Anotó algunas palabras para ver si así. Amor. Muerte. Viento. Nube. Dios. Martirio. Tomarse unos minutos más. Pará ver si musa o inspiración aparece. O si están en sus días de descanso. O vacaciones. Cambio el botón y selecciono leer. Es más fácil. Y no.

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