Hace ya meses  fuí a la SEP. La verdad llevaba un miedo terrible de poder ser avergonzada con una grosería ( como actualmente se estila de parte de personajes que ostentan un cargo) de parte de la persona que necesitaba que me recibiera para exponerle una inquietud que tenía en ese momento como docente. Me llevé una gran sorpresa al empezar mi travesía para ser recibida y ver la forma tan ordenada en la que trabajaban desde la sala de la oficina de recepción, más aún de la amabilidad con la que fuí tratada al igual que otros maestros que estaban allí conmigo esperando su turno. Cuando me tocó mi turno de entrar a esa oficina en la cual había un enorme escritorio, enseguida pensé que me atendería detrás de él, sentado en la silla giratoria de gran respaldo alto y de piel acoginado., tal fue mi sorpresa que me invitó a sentarme frente a él cual dos amigos que sostenían una larga amistad de antaño..., expuse mi inquietud y mi requerimiento que en ese momento necesitaba le dieran solución y puedo decir que encontré las respuestas que buscaba como maestra , pero también obtuve el trato que merecía como ser humano y como trabajador., era la primera vez que tenía que pedir ser escuchada en el ámbito laboral de manera individual y era muy lógico que sentía nervios y temor,  pero todo eso se me olvidó al experimentar el trato cálido, educado y digno de quien en ese entonces fuese el SUB SECRETARIO DE EDUCACIÓN. Platicamos todavía un poco de lo importante que es entregar lo mejor de nosotros en los salones de clase y el trato fraternal con los alumnos. Y me quedó muy claro que no todos los grandes puestos son para tod@s quienes poséen un título universitario, también se necesita temple, salud mental, amor por el trabajo que en ese momento desempeñas, vocación por el servicio a los demás, humildad, pero sobre todo valores, valores de esos que se traen desde la buena cuna..., y fui consciente también de que nadie mejor que un maestro podía desempeñar ese puesto, ya que solo entre colegas puede uno conocer la necesidad que como docentes tenemos de ser escuchados, de ser tratados con dignidad, pero sobre todo de ser vistos con los ojos del respeto y la benevolencia que de igual manera prestamos en nuestras áreas educativas a las cuales nos asignan. Tan importante es entonces que los perfiles profesionales vallan de acuerdo al cargo, pues no es lo mismo el albañil costurando en una máquina, ni el zapatero en un taller de cocina, que el médico en el hospital o el zapatero a su zapato...🏆🥇💡📚 gracias por la eterna y  valiosa lección A.S.C. cuando yo sea grande quiero ser como tú..., (cuando yo sea secretaria de educación) hecho está.

Comentarios

Entradas populares de este blog

lecturas 20. Poemas de Carlos Pellicer Cámara

Rigo Tovar y Chico Ché

Max in memoriam