Naila

Naila es una perra. Desapareció sin más ni más. Que cómo sucedieron los hechos. De cachorra pasaba de lunes a sábado con su dueño, un niño de 10 años. Los domingos conmigo. Y así fue creciendo. Llegaba yo con menudencias de pollo y le preparaba su caldo. Ella tan pronto escuchaba el run de mi auto y a echar galope los 200 m de su casa a mi encuentro. Movía frenética la cola. Sentado yo, ella a mis pies. Y dormía. Los primeros domingos la amarraba su dueño. Y ella ladraba a más no poder. Hasta que ya la dejaron libre. Café con blanco. Juguetona. Confiada. En el verano del 18 desapareció. Su dueño fue a vacacional a otro pueblo y la llevó consigo. Luego de seis domingos volvieron ambos a su casa de vecinos. Y todo normal. Sabía arrear ganado. Y en el campo vecino lo hacía para que yo la viera. El caso es que desde el inicio de las vacaciones escolares de verano recientes no ha vuelto. Se ruega información.

Comentarios

Entradas populares de este blog

lecturas 20. Poemas de Carlos Pellicer Cámara

Rigo Tovar y Chico Ché

Max in memoriam