Profesta

Al fin te encuentro, mi profesta. Caminaba yo y escuché de pronto tras de mi. Y al decirlo ya me tenía abrazado como con pinzas de cangrejo o jaiba. Yo apenas respiraba. Habían pasado años. Y he aquí que el presente impone nuevos retos. Era loca como siempre. Bien leída. Fuego calcinante. Pound y Whitman, sus lecturas. Y he aquí sonriente, casi nada. Años más. Si. El tiempo pasa indiferente. Dijo del café. Como pedir la copa. Mi profesta, repetía. Dónde estabas. Yo trataba de zafarme de sus garfios. Muy de cerca aromas inusuales. Y el discurso con mirada alucinante. De Neruda, bien recuerdo algunos versos, decía festiva. Y como loca recitaba entre la gente. Yo recordaba otros tiempos. Los del sueño. Y la lluvia. Y los volcanes.

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