La escena

1

Imagine la escena. No hay mucha acción. Es de mañana recién amanece. Un hombre se despierta. Somnoliento va a la cocina. Prepara café. Se sirve un poco. De allí se va a la sala semiluminada. Se sienta. Enciende la computadora (sería más romántico que sacara una vieja libreta y su pluma) y se dispone a escribir. La sala es común. Con unos muebles rojos, confortables, desgastados por el tiempo. Se ve una televisión delgada. Un librero con pocos libros. Unas fotografías. En una pared quedan a su frente otras fotografías. Y nada más.  

2

Ya se había sentado. Encendió la computadora. Revisó correspondencia. La actualización de ver su red social. Y se dispone a escribir. Afuera llueve. No mucho, pero sí una lluvia pertinaz. Le da unos leves sorbos a su café. Realmente no sabe por donde empezar. Empieza sobre el tema de escuela, de su novia escolar. Borra. Se rasca la cabeza. Y no logra empezar con certeza un tema que le permita avanzar con fluidez algo que le justifique su expresión: "escribo todas las mañanas de 6 a 8. Y corrijo de 8 a 10". El caso es que no ha logrado empezar. Se levanta. Da unos pasos de la sala a la cocina. Regresa a su lugar. Y se queda como hipnotizado ante la pantalla.

3

Recuerda su sueño. Esas inmensas ganas de orinar en la escuela donde está, que es la misma en la que estudió la secundaria. Ha vuelto para dar clases de física. No de Español o Historia. Digamos civismo. Que por sus aficiones y lecturas sería lo ideal. Le dieron apenas un grupo con la materia de física. Y de primero. Así que será fácil. Merodea por allí porque faltan aún dos horas para su clase. Ya tiene ubicado el grupo. Es en el edificio viejo de tres pisos. El mismo donde él inició sus estudios secundarios hace muchos años. Le trae gratos recuerdos de amistad. Y más ahora que desde hace ya algunos meses ha formado un grupo de red social, donde están nueve de sus compañeros.

4

No logra empezar un tema. Trata de escribir y borra. Da otro sorbo al café, ahora tibio, más de rato frío. Mira su teléfono para las revisiones recurrentes. Se rasca la cabeza. Se jala una oreja. Recuerda que la noche anterior como cada noche lo hace, buscó el tema para ya en la mañana irse sobre él. Solo que a veces no lo logra. O en todo caso lo olvida. Y en una mañana como hoy se le presenta la situación de tratar de empezar, no tener tema. Y a veces desesperarse. O buscar un texto de hace meses y subirlo de nuevo. Que la memoria y el olvido van juntos y si acaso ese texto tuvo tres o cinco lectores, es probable que ya lo hayan olvidado. Sabe que es trampa subir un texto del pasado.

5

Minetras tanto siguió recordando el sueño. Para hacer tiempo de esas dos horas que le faltan para la clase de física, andaba de un lado a otro en las amplias instalaciones del plantel. Y en efecto. En algún momento sintió inmensas ganas de orinr. Buscó el baño. Y realizó esa actividad que proporciona descanso. Ahh. Solo que en algún momento confuso del sueño, en la espera se dio cuenta que andaba sin camisa. Y eso sí sería grave, que entrara sin camisa a dar la clase. Que lo vieran los prefectos Fernando y Adriana. Mas luego se dio cuenta que así andan otros maestros, incluyendo uno que otro conocido. Aún así sintió pena. Se dio cuenta que ya era la hora de entrar al salón, se encaminó hacia allí y entró.

6

En ese momento se dio cuenta que el salón era un espacio muy reducido, como la mitad del tamaño normal. Las alumnas y alumnos estaban a la espera del maestro, muy amontonados, no estaba el total. Se disponía a pasar lista y contar algo que pudiera ser interesante al grupo, a manera de introducción. Solo que les dijo: "espérenme tantito. Antes necesito ir a revisar el baño". Y salió con prisa. Realizó la necesidad, con cuidado para que en el pantalón color caqui claro no quedara huella de la actividad realizada. Y finalmente regresó al grupo. Cuando en ese momento lo despertó el timbre del receso lo que le causó extrañeza, tanbrápido. Solo que se dio cuenta que era la alarma de las 6. 

7

No sé si se acuerden de que hace unos días comenté del joven amigo que me mandó una carta donde me dice que va a escribir una novela y que le dé algunas recomendaciones. Esa vez escribí precisamente  a manera de juego un texto que se llama "Cómo escribir una novela". Entre el escribe un inicio atractivo que sea carnada y anzuelo para el futuro lector. Y no hagas caso si te dijeron que la novela debe tener un ciego, una prostituta, un estafador y varias personas buenas. Si quieres que tu novela se venda, entonces debe haber sangre y sexo. Y cosas por el estilo. Como esa carta es verdad, decidí asomarme al libro de MiIan Kundera de nombre "El arte de la novela", que vagamente recuerdo compré hace unos veinte años, y apenas leí diez hojas. Pero ahora sí necesitaba leerla para poder aconsejar de verdad.

8

Le dije asimismo que lea unas diez novelas antiguas, unas cinco del boom y unas diez novelas modernas. Y con todo eso o antes de empezar es probable que desistas. Pero hay que ser fuerte y escribir la novela. Que todos pueden decir que está muy bonita, aún sin leerla. O leer un capítulo inicial y otro final. Y dar opinión. Lo cierto es que ya está escrito sobre todos los temas. Solo que eso no debe ser impedimento para escribir la propia. Borges es un ejemplo de ello. Escribió la propia, pero la rompió porque se dio cuenta que no estaba a la altura de sus cuentos y poemas. Y todavía quiso romper algo más, solo que el ego y el miedo de quedar sin nada o con lo suficiente, hizo que desistieron y se salvara la obra de él a como la conocemos. Y fue Kafka quien se dice que mañosamente le pidió a su amigo Max Brod...

9

...que al morir rompiera toda su obra, y este le dijo que claro que sí, que como no, pero mangos. No hizo lo acordado por lo que no quemó un solo papel, ni servilletas con algunos dibujos feos con la firma del señor "K". Y que por otro lado se dice que realmente si Don Franz hubiera querido de verdad quemar su obra, la hubiera quemado él mismo, y no pedir que a su muerte la quemara su amigo querido. Se dice que... etcétera.

10

El caso es que Milan Kundera habla de varias novelas desde el principio. Y de un autor al que refiere es Hermann Broch. Yo lo buscaba como Brosh, y no aparecía ninguna referencia en pdf en el Google. Y al revisar y escribirlo de manera correcta aparecieron dos de esas novelas: "La muerte de Virgilio" y la trilogía de "Los sonámbulos". Y con las indicaciones de Kundera en sus ensayos sobre la novela, empezaré a leerlas. Ya luego les contaré. Mientras tanto imagine la escena. El hombre ha despertado. Se prepara su café. Hizo el intento de escribir su texto que justifique la mañana. Porque lo ha dicho: "Escribo diariamente de 6 a 8, luego corrijo. Y esto desde hace como dos años". Y empieza de nuevo. Porque lo que ha iniciado no le gusta. Lo borra de nuevo. Y así sigue. Mientras tanto recuerda a una de sus novias de la secundaria. O de la escuela Normal. Quizá ese sea el tema. Buen día. Se levanta y desiste por hoy. Extraña su café. Y se sirve otro. Y lo toma entrecerrando los ojos. Recordando. A ver si así.

Comentarios

Entradas populares de este blog

lecturas 20. Poemas de Carlos Pellicer Cámara

De cartas

¿Por qué así, señor periodista?