Nuestra flor de piel

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Dicen. Y lo creo. Que no importa lo corto o largo de la vida. Sino lo que hacemos en ella. Y me dicen que eso mismo dijo a los 20 años la reina Isabel, quien falleció ayer a los 97 años, dando fin al reinado más longevo de la historia de reyes y plebeyos. Pero creo que lo dijo mejor doña Violeta Parra en su canción Honrar la vida: "Merecer la vida es erguirse vertical/ Más allá del mal, de las caídas.../ Es igual que darle a la verdad/ Y a nuestra propia libertad/ La bienvenida.../ Eso de durar y transcurrir/ No nos da derecho a presumir/ Porque no es lo mismo que vivir.../ que ¡Honrar la vida!".

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Y yo ciertamente en esta edad que tengo he visto tantas cosas que me considero privilegiado. Me tocó ver por televisión la llegada del hombre a la luna, la renuncia del presidente Nixon, el asesinato de Jhon F. Kennedy, la llegada a Marte con una nave no tripulada. 

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También me tocó ver el paso del teléfono de casa al teléfono móvil, el invento del internet, la televisión a colores, el pago por tarjeta y el escuchar música sin discos, que no es poca cosa.

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Y si uno hace uso de la memoria, entonces puedo ir recordando más cosas que me han tocado vivir, como las compras por Internet, la mensajería instantánea de un continente a otro, vuelos espaciales de pasajeros.

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Y en el tránsito en todo eso uno debe resaltar que todo eso ha ido cambiando la vida personal y social. Si ya no se escriben cartas. Si los mensajes son breves, que pasa en la evolución del pensamiento. Junto a ello me preguntó también cómo sentía una madre cuando un hijo o hija salía de su casa hace cuarenta años y no se sabía nada de ellos hasta que llegaban a casa a eso de la una de la madrugada o hasta el día siguiente.

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Me dicen que ya hay muñecas inflablrs y eléctricas para hacer el amor, que ya hay perfumes que se envían por fibra óptica y que asimismo hay aplicaciones (app) que escriben novelas y cuentos y que estas se pueden convertir en best seller. 

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Ahora (2020 y 2021) con la pandemia del Covid se hizo uso de la tecnología del unternet para impartir o simular clases de escuela, se promovió el trabajo en casa y las reuniones vía plataformas digitales. Con la reclusión forzada en casa se utilizaron mucho las videollamadas y por allí se dieron besos los novios, aunque nunca sepan igual sin juntar los labios en la humedad tibia de la saliva.

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Un día en el pasado el invento más importante fue el descubrimiento del fuego, el invento de la rueda, las máquinas simples. E imaginaos la algarabía con esos descubrimientos. Y estos otrosque en su momento fue lo más sofisticado, que en la distancia lo vemos muy sencillo. Ejemplo la taza del sanitario, el agua corriente en tubo dentro de casa, el enfriador, la calefacción, la bicicleta, etcétera.

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En el caso del lenguaje oral, millones de años fueron necesarios para hacerlo completo en lo complejo, el nacimiento y muerte de nuevas lenguas, el lenguaje escrito en piedra, y sucesivamente en metal, papel y ahora los libros digitales. Dicen que los amantes escriben sus nombres en la arena y que los favores que se hacen lo debe de escribir en hielo el que lo hace y en oiedra quien lo recibe.

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Yo, que soy aficionado a la fotografía sin personas, es decir, de plantas, flores, animales, crepúsculos, nubes, me negué siempre o lo más que pude a comprarme teléfono celular con cámara, porque mi mente me decía: teléfono para hablar, cámara para tomar fotos, y de pronto me vi buscando un teléfono qué tuviera buena cámara con mayor cantidad de pixeles. Y de pronto me veo escribiendo mis textos en teléfono, usando la calculadora, buscando algún dato en wikipedia en el teléfono y hasta buscando ofertas del supermercado aquí sentado en el porche de la casa.

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Lo que sí nada y nunca se podrá sustituir la mirada cerquita, el abrazo y el beso, la charla interminable, y aquello de lo que hemos escrito y pensado mucho, a flor de piel.