Que Jesús nazca en sus corazones

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En al año de 1994 escribí un texto sobre que el niño Jesús nació un 24 de diciembre, en Plaza de Armas, de la ciudad de Villahermosa, donde por esos días había una manifestación de barrenderos que protestaban por las condiciones insalubres de sus áreas de trabajo, sus bajos salarios, y no les pagaban su aguinaldo de Ley; y protestaron allí varios días, incluyendo el 24, y en mi texto escribí que llegó José y María, ella a punto del alumbramiento, y pidieron posada en el palacio de gobierno, y en el Tribunal de justicia, y en el Congreso del estado, y los porteros avisaron a sus jefes, y estos, les dieron la orden de no abrirles, "no vayan a ser unos tunantes, torvos malhechores".

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Una amiga me dice: ¿Y entonces dónde debe nacer Jesús, según tú, Antonio? Le digo: Más allá de poner los nacimientos, humildes o lujosos, aquí y allá, en parques de centros de ciudades, y en cada casa, según la costumbre y las posibilidades, digo, imaginemos los lugares donde nacería Jesús, de acuerdo a su misión por la que vino a la tierra, si es así como sabemos, que nació pobre entre los pobres, en un pesebre, rodeado de miseria, apenas acompañados por animales domésticos. Nacería donde hay guerras, donde hay hambre, donde hay enfermedades, porque ese es su fin: alentar al triste, curar al enfermo de cuerpo y espíritu, multiplicar panes y peces, donde no hay comida, ni paz.

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Siendo así, ahora mismo, en 2022, Jesús nacería de preferencia, nuevamente, en las casas donde hay pobreza, de eso no tengo duda. Donde la madre no tiene para comer ni para dar de comer a sus hijos, quizá apenas lo muy mínimo, y precisamente es allí, como coincidencia, a donde no llegan los regalos de ese viejo de barba y cabello blanco, vestido de rojo, llamado Santa Claus. Y el Padre de familia con un trabajo de muy bajo salario y sin prestaciones, o peor aún, desempleado. Jesús nacería en los barrios de la periferia, quizá donde hay tantos baches y el agua de lluvia se acumula por varios días, o donde hay fuga de aguas negras, y los vecinos a diario absorben ese fluir cuyo olor fétido les llena los pulmones. Y el nacimiento sería rodeado de gatos de la calle y perros famélicos que apenas se pueden sostener en pie, y que alguno de ellos recién atropellado se lame paciente sus heridas.

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O nacería en la posada de migrantes, peregrinos expulsados de su país por aspirar a una vida mejor y no sea su destino la miseria en barrios de extrema pobreza o campos ávidos, abandonados a su suerte en sus países, incluyendo el nuestro, ¿por que no? Y allí, en una posada en un país extraño, o descansando después de caminar varios kilómetros en carretera, con huellas de ampollas en los pies, y saber que el camino es largo aún y hace frío, como ahora con cero grados en la frontera norte.O nacería en los hospitales, precisamente en el área donde están los enfermos con cáncer, desahuciados, o sus familiares afuera, esperando noticias como milagros, de un restablecimiento de salud que no llegará, y menos si sus parientes están en fase terminal. O nacería en aquellas casa de salud casi abandonadas donde hay doctor solo en horario de 9 a 3, y solo de lunes a viernes. O nacería en las casas de sanación mental, donde los enfermos se creen Nerones, Rasputín, Hitler, Stalin, o precisamente Dios, o el Diablo, o ángeles y querubines, .

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Pero cuando me refiero a la pobreza, esta significa dos variantes, tanto en la parte de precariedad económica, y/ o como "pobreza de espíritu". Y esta pobreza está aunque haya suficiencia económica y hasta de sobra. Entonces el niño Dios nace donde hay valores, donde se ama al prójimo, donde no hay pleitos ni envidias, donde al anciano se le cuida y respeta, donde se proteja a los niños, donde no se habla mal de los otros ni se le desea el mal a los otros.

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Nace el niño Dios, donde hay bondad, paz y tranquilidad, y esto nada tiene que ver con la condición económica, sino con la condición humana. Y nace sin duda donde se perdona almprójimo y se le ama, donde las familias están unidas, donde hay alegría sana, donde se agradece lo que se tirne y no se maldice al cielo por lo que falta.

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Lo comento con una amiga y me dice: "oye Antonio, sí y no. Tienes razón donde dices que Jesús nacería en la pobreza y donde hay valores, amor paz y amistad. Solo que Dios ya está allí, ya mora entre los justos y la buena gente, ya no hay necesidad de que nazca de nuevo allí. Se requiere qué nazca donde hace falta, donde no hay valores, y donde se generan las ideas que buscan hacer daño'.

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Y me pongo a pensar que tiene razón mi amiga. Que nazca en los corazones de quienes tienen deseo de cambiar, de perdonar y perdonarse, donde hay odio para que pueda ser transformado en amor, donde hay desavenencias, para que pueda iniciar la grata convivencia. Que nazca donde hay indiferencia, corazones duros, trato de odio, mirada de envidia; que nazca donde hay personas generadoras del mal, sembradoras de humillaciones. Es necesario que nazca en todas partes, no solo en los extremos de bondad, para reconocerles, y donde hay maldad para transformarlos; sino en toda la gama de matices que están en medio de los extremos.

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"...José encontró a dos mujeres que sabían de alumbramientos y le acompañaron, con la curiosidad de conocer a maría, de parto siendo virgen. Ya en la plaza vieron extrañadas que un sol resplandeciente iluminaba el lugar. Incrédulas pidieron a María pruebas de su virginidad. Por dudar perdieron el habla; se arrepintieron. Un ángel les dijo que cargando al niño serían curadas. Así lo hicieron y al volverles la voz juraron servir al nuevo rey de esta parte de la tierra.

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Los habitantes de Plaza de armas ofrecieron lo poco que tenían, lo poco que cuando se da con amor, se multiplica: platanitos fritos, habas, frijoles, leche calientita de burra, colaciones, arroz. Los ignorados del mundo no eran soberbios. Un pobre había nacido entre sus iguales y con amor le ofrecían esas pobres viandas. Sabían que aquel niño nacido de pobres en la pobreza, nacido sencillo en la sencillez, nacido de aldeanos en el corazón de la capital, había de ser el redentor de los humildes, de los hombres y mujeres de buena voluntad. El kiosco de Plaza de armas, sucio por el olor de lluvia mezclada con orín, lugar de los hombres sin aguinaldo y sin empleo, que se encuentran a la espera de una señal de buena voluntad, fue la primera habitación del más puro de los nacidos de mujer."




  

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