El fantasma de Daniel Sada

1

Estaba en el primer sueño. Me sucede muy a menudo. Sobretodo cuando ceno arroz con leche, leche con galletas, o una fruta. Ya tengo bien identificados esos días de ensueño. Tan pronto pierdo el sentido luego de acostarme, empiezo a caminar por otros lugares. La película de mis imágenes se traslada por lugares que no conozco. Aunque a veces sí. Y esto me sucedió precisamente esta madrugada.

2

¿Quién eres tú?, le pregunté a un hombre calvo, de unos 46 años. Estaba él leyendo plácido en un parque. Me acerqué a preguntarle la ruta por agarrar para ir a Monterrey. Sonrió. Y empezó a darme indicaciones. "Mira, este es el parque no sé qué. Esta avenida que está enfrente se llama no sé cómo. A la derecha es norte y a la izquierda es el sur". De pronto se interrumpió.Se me quedó mirando fijo. Y al reconocerme, me dijo: "No eres tù acaso Antonio Solís Castillo?" "Ese mero le reposndí, Solís Calvillo". "Yo soy Sada, Daniel Sada, ¿Y qué haces aquí?" "Yo ueño, Don Daniel". "Y yo estoy muerto", me alcanzó a decir. En eso pasaron volando cerca una grullas, no sé ni cómo. 

3

"Soy un fantasma solamente. Y tú persona que sueña. Vamos bien. Es tema para un cuento o una novela". "Por ahora es tema de sueño", le traté de corregir, ingenuo de mí. "Tienes razón, anda cuenta, qué haces aquí". Yo leía uno de sus cuentos. Y me dormí. Habiendo cenado arroz con leche, me sucede que sueño. Pues me parece bien. Y mejor que nos hayamos encontrado. "Ando perdido, Don Daniel. Le dije no sin tribulación. "Eso lo sé, se te nota en tu cara que se va difuminando". "No me diga eso", le dije. "Pues es la realidad, uno se va yendo con el paso de los días. Y sin que nadie lo note, solamente los fantasmas, nos damos cuenta que el vivo se va difuminando". "Y el tonto también", le completé la idea patra hacerlo reír. Y rió.

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Yo había dejado el hotel por la mañana. Y como no regresé al mediodía, sino que me puse a caminar, con dos amigas maestras. Y como ya estábamos de salida de Monterrey, decidimos no regresar. Una de ellas sabía todas las rutas y todos los caminos. Estábamos lejos, pero íbamos al centro de Monterrey para comprar unos souvenirs, y de allí caminar al aeropuerto o a la central de autobuses. Solo que comprados los recuerditos, nos fuimos caminando los tres. Y luego era yo y ellas dos atrás. Y seguí caminando, sin darme cuenta que ellas me quedaban cada vez más lejos. Hasta que me di cuenta que ya andaba perdido. Con mi teléfono celular no pude conectarme con ellas.

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Lo raro de no regresar al hotel es que habíamos dejado varias cosas, aunque no eran de vida o muerte. Yo había dejado unos tenis de botita, de marca reconocida, y sin estrenar. Tenía ya un año que los había comprado, pero más hoy y más mañana, que se iban los días y los tenis terminaban quietos debajo de la cama, lo que podían ver, tristes por no salir a la calle, sea para caminar haciendo ejercicio, o entrar a la cancha para unos tiros de basquetbol, que para eso son los de botita. El caso es que los dejé en el hotel y no volví.

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Oiga, le dije a Daniel Sada. Yo lo recuerdo mucho por uno de sus libros. "El de Registro de causantes", le respondí a su ¿Cuál?. Solo que para serle franco no lo había leído. Me metía en una de sus páginas, y no le hallaba la manera de meterme en su mundo. "Hasta que..." Dijo él para que yo le completara. todo eso me lo dijo riendo. O mas bien esbozando una sonrisa con su rostro bonachón. "Hasta que me enteré de su muerte en el diario la Jornada. Era un jueves. En la jornada digital. Leí una tarde. "Falleció el poeta Daniel Sada". Y yo creía que era un error. porque yo sabía de usted como narrador. "Y en efecto así es". ¿Qué es la poesía. No lo sé. Diría Becqer, eres tú. Y reíamos atropellados.

7

"Mira, deja que te explique. Yo escribí varios libros. Al principio yo quería escribir poemas, esos de verso rimado y con algunas metáforas o símiles. De eso ya sabes, porque sé que eres coordinador de talleres". "Pues no mucho", le aclaro, para que no se confiara en las explicaciones. "Resulta que me encantaban los corridos, pero yo quería reírme de la realidad, esta tan obtusa. Y me salían como corridos medio juguetones. Y me puse a estudiar tal fenómeno, a través de las clases de literatura que sí llevé. Y me dijeron mis maestros, que era normal que escribiera así, que mejor me metiera a la narrativa sin dejar el estilo. Y fue allí que resultó todo lo que la gente conoce, y quizá hayas leído algo de mí". Yo asentí ante sus explicaciones.

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Yo creía que él redactor del diario La Jornada se había equivocada y escribió que había muerto el "poeta", en lugar de el "escritor" o "narrador". Y luego me puse a investigar sobre Daniel Sada, en esas páginas ligeras, que viven en internet, y dan algunos datos, aunque no siempre veraces. Y especificaba que Daniel Sada era poeta y narrador o narrador y poeta, porque su manera de escribir cuando contaba (de contar), le salían enunciados de ocho sílabas. Y se iban juntando uno tras otro, y mientras iban contando una historia, sobretodo muy entretenida, y con un ritmo bestial. "Achis, achis, y cómo será eso". Y fue allí que me puse a leer algo de sus escritos, que son muchos libros, y muy bien reconocidos por los jurados lectores, y por especialistas del idioma español. "Es escritor de culto, no popular". De él se dice.

9

Finalmente pude esperar, platicando con Daniel Sada, en ese parque de pinos y laureles, poco utilizado por la gente, a mis amigas maestras, que les vi venir de lejos. Y me alegré porque andaba perdido, ya anochecía. Se iluminaban las primeras farolas, esas que encienden cuando oscurece. Y por consiguiente se apagan cuando amanece. Y ellas y yo alegres por encontrarnos de nuevo, luego que andaba perdido. Yo me levanté. Y les presente a Don Daniel Sada. Y ellas se miraron entre sí, como diciendo este está loco. O anda como chiflado. Porque ellas no miraban  a nadie, a donde yo les presentaba, señalando. Hasta que me acordé que Daniel Sada en el sueño era fantasma.

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Y bueno, seguimos caminando, mis amigas y yo. Solo que empezó a suceder lo mismo. Yo me les fui adelantando, hasta que me perdí de nuevo. Y ya me andaba de miedo, porque ya oscurecía. Y caminando que andaba, ya iba como saliendo de la ciudad. Y me puse a preguntar de nuevo, para dónde queda el centro de Monterrey. Me dije, sabiendo por donde queda, ya de allí me oriento. hasta que desperté. De hecho estaba soñando. Entre fantasmas te veas.

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"Venga pues la inútil causa. La decisión la tomó, porque tenía muchas deudas y acreedores al acecho. Modo de quitarse culpas, modo pío que no profano, porque huía de sus rodeos, hombres necios, insistentes, que le tocaban la puerta... con eso de que contaba, con una voz melodiosa, alma frágil, gestos niños, despertaba más ternura, que un rorro recién nacido. pero su voz, ¡qué prodigio!, ¡qué arma tan eficaz!" (Fragmento de El aprovechado, de Daniel Sada). Nota: al leer los cuentos y novelas, del escritor Sada, uno puede llevar un ritmo, y contando las sílabas de los enunciados, nos damos cuenta que son ocho sílabas, o siete más una en el caso que la última sílaba sea aguda. Digo, en la mayoria de su obra. 

Pd:

Algunas de sus obras: Juguete de nadie y otras historias (FCE, Letras Mexicanas, 1985); Registro de causantes (Joaquín Mortíz, 1990); Ese modo que colma (Anagrama, ; Albedrío (Leega Literaria, 1989, Tusquets, 2001); Porque parece mentira la verdad nunca se sabe (Tusquets, 1999); Luces artificiales (Joaquín Mortiz, 2002; Ritmo delta (Planeta Mexicana, 2005)[5]​; La duración de los empeños simples (Joaquín Mortiz, 2006); El lenguaje del juego (Anagrama, 2012). 

Pd 2 Daniel Sada Villarreal ​ fue un poeta y narrador mexicano. Nacimiento: 25 de febrero de 1953, MexicaliFallecimiento: 18 de noviembre de 2011, Ciudad de México



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