Me acuerdo

1. Me acuerdo de cuando el huracán Beulah nos visitó en Matamoros y sus destrozos en 1967. Entró el 20 de septiembre en las costas matamorenses. Mi padre amarró antes con gruesas sogas por sobre el techo la casa de madera. Y los vecinos se burlaban de él. Tengo encajadas en mi estómago de niño sus risas burlonas. Y luego en el recuento de los daños la casa de nosotros estaba intacta, quizá apenas con una lámina un poco levantada, y las de los vecinos burlescos con todas las láminas desprendidas y en los patios de los vecinos. La vida va: mi sobrina Carmen nació días antes.

2. Me acuerdo que mi madre nos llevaba a Brownsville una vez por semana. Yo tenía cinco años. Compraba y nos algunas cosas. Y nosotros disfrutábamos ese subirnos al camión 2 de abril, ir viendo por la ventana y luego caminar de una cuadra antes del puente, donde estaba la parada, cruzar dicho puente, presentar el documento de pase y caminar y disfrutar en las tiendas americanas. En las oficinas de migración habían bebederos con agua fría donde nosotros nos pegábamos hasta saciar la sed.

3. Recuerdo que en una de esas idas, fue el día que mataron en Dallas, Tx, por la tarde, al presidente John F. Kennedy. Cerraron el puente no fuera que por allí cruzara en escape el o los asesinos. Nosotros quedamos varados de aquel lado. Nos atendieron bien con sandwichitos y jugos. Allí estuvimos como hasta las 10 de la noche. Hasta que finalmente abrieron el puente. Y así pudimos regresar a esa hora. Mi padre estaba preocupado.   

3. Me acuerdo de mi primer día de clases en la primaria. Me llevó mi padre de la mano. Era un día especial. Me recuerdo con mi peinado a lo Benito Juárez, porque así me lo dijeron los alumnos más grandes. Y ese mismo día el maestro Carlos Martínez nos hizo entrega de los libros de texto gratuitos. Nuevecitos, con la portada más bella de libros de texto en el mundo: la imagen de quien llamábamos La Patria. "¿Quién es ella?", le preguntaba a mis hermanos mayores en sus propios libros antes de que yo entrara a primero. "La Patria", respondían ambos, mis hermanos, al unísono. 

4. Me acuerdo que cuando ese huracán -el tal Beulah- nos refugiamos en el edificio de tres pisos de la secundaria que sigue estando a media cuadra de nuestra casa familiar. Nos tocó en el tercer piso. El viento quebró algunos vidrios de las amplias ventanas. Los soldados estaban a cargo de la seguridad y protección. Tres veces al día comíamos calientito. Estuvimos allí como 10 días. Las calles quedaron inundadas. Muchas casas derribadas. En el refugio nos la pasamos de maravilla porque jugábamos en las canchas todas las tardes. O mirábamos jugar basquetbol a los muchachos mayores. Y a veces la reta era con los soldados.

5. Me acuerdo cuando la ves que el dueño de la librería Ponce, que estaba en 6a y Bravo, me dijo:"Ya descubrí que llevas un libro bajo tu saco". Yo tenía 17 años y enormes ganas de leer libros, pero no tenía dinero para comprarlos. Era la novela "Hambre", de Knut Hamsun. Yo me sentí mal. Creí que iba a llamar a la policía. Y como ráfaga llegó a mi la imagen de verme esposado y como causa el robo del libro. Al día siguiente la foto y el titular: "Ladrón de libros" "No te preocupes. Llévatelo. Pero me lo regresas cuando lo termines y te puedes llevar otro". Así me dijo. Cuando salí, lloré a mares.  

6. Me acuerdo de cuando los estudiantes del Tecnológico en 1978 convocaron a un mitin en la Plaza central. La causa de la protesta era por el asesinato de un estudiante de la secundaria 4 a manos de un policía municipal. Se pedía la destitución del jefe de la policía. Y algunas peticiones más. La protesta había crecido ante la negativa del presidente Antonio Cavazos de ceder. Llegó el momento en que provocadores lanzaron piedras y una bomba molotov al palacio, y empezó un saqueo en las tiendas del centro de al ciudad. Eran como las 6 de la tarde. Saldo tres muertos. Yo anduve por allí. Fui correteado por los soldados. Yo no tiré piedras. Ni saqueé tiendas. Pero sí vi a personas cargando ropa, lavadoras y televisiones. Dicen que un estudiante y orador distinguido, de apellido Yarrington, fue uno de los primeros que lanzó piedras.

7. Me acuerdo cuando yo andaba caminando con mi novia adorada por la calle Abasolo del centro de la ciudad. Mirábamos aparadores, para eso solamente me alcanzaba. Y nos encontramos con mi amigo Cristóbal que iba al cine con su novia. Sabía de mis bolsillos vacíos y nos pagó la entrada con sus respectivas palomitas y refresco. Mi agradecimiento siempre. Era en el Cine Elizondo. Y la película era: "Amor en el aire".

8. Me acuerdo de algunos árboles frutales que había cerca de la casa. Uno de moras. Otro de guayabas. Otro de mezquites. Y uno más de higos. Estaban en la calle, fuera de las casas. Eran del pueblo y para el pueblo. Nosotros, niños y con hambre. Entonces cuando empezaban a madurar los cortábamos entre varios y disfrutábamos. Si estaban muy altos los frutos, uno de nosotros se subía y los lanzaba para nuestras manos. Al final nos lo repartíamos en partes iguales.

9. Me acuerdo que estaba el canal El Soliseño, que atravesaba todas las colonias del sur de matamoros. Era canal de riego para las parcelas. Su cauce fluía de poniente a oriente. Y nosotros llegábamos a bañarnos. Como no era muy hondo, aunque no supiéramos nadar nos metíamos. Allí aprendimos como infantes tritones. De regreso a casa mi madre me daba una zarandeada y jalón de orejas porque tenía miedo de que me ahogara. Yo creo que lo mismo con las demás madres.

10. Me acuerdo de la primer novia que tuve. Omito el nombre, pero ella sabe quién es ella. Fue el despertar al goce de la cercanía, las miradas muy cerca, cuando nos vemos como de efecto cíclopes. No era algo que dañara. Era amistad. Juntar los cuerpos con ropa puesta. Las manos apretadas y acariciándonos. Los besos de tornillo. ¿Y cómo son esos? Esos que nadie quiere despegar los labios y parece que tiene adherencia super poderosa. Y claro, me acuerdo también de la segunda novia. Historias. Nostalgia. Ejercicio contra el Alzheimer. Lucha cuerpo y mente contra el olvido.


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