Monserrat, víctima en vías de olvido

1. Ella de nombre Monserrat, vivía tremendo calvario. No tuvo tranquilidad, ni nada que le parezca. Era golpiza tremenda, hasta que al fin la mataron. Por allí queda la historia, olvidada en la noticia. Y a otra cosa mariposa, se da la vuelta a la hoja: y aquí no ha pasado nada. Sigamos con la rutina, de todo lo cotidiano. Mañana será otro nombre, de otro feminicidio. 

2. En un edificio medio, de la colonia Anáhuac, Delegación Hidalgo, de la ciudad capital, sucedió lo que les cuento. Bajan con una camilla, y sobre ella un cuerpo, por la enredada escalera. Es una persona muerta. Se ven arneses rodeando para que el cuerpo no caiga. Lo cargan dos elementos. Se mira en un video, que alguien sube a la red. El cuerpo no va al forense,  porque no tienen permiso. Se mira a un policía. Ya estaba muerta la chica. Su nombre es Montserrat.

3 En diciembre del 21, Montserrat Juárez desaparece. Es joven de 23. Sus padres llevan denuncia, por pérdida de persona. Se emite la alerta Amber. Luego se quita dicha alerta: Montserrat se presentó, a la agencia que investiga, para decir que es mentira, sino que vive a la libre porque ya es mayor de edad. Otra versión asegura, que lo hizo vía internet, o solo por teléfono, lo cual sería ilegal, a todas luces corrupción, si este fuera el caso.

4. Los vecinos escuchaban, gritos y golpes precisos. Estaban muy enojados, Y denunciaron el caso. Llegaban los policías. Y platicaban con ellos. Y estos argumentaban, que nada puede hacerse, por ser propiedad privada, y sin orden de cateo. Así en varias ocasiones. Uno siente que todo eso, se evita estando unidos. pero, ay, la autoridad, da muestras de ineficacia o de franca corrupción, a grado tal ignomioso, que el infierno continuó, para la pobre muchacha.

5. En ese departamento, vivía toda una familia, integrada por la madre, por el padre y su hijo. Ellos con medio siglo. Y el muchacho a la mitad. Su nombre Sean Alejandro, quien conoció a Montserrat, vía las redes sociales, según la madre de ella. En pocos meses se unieron. Él la llevó a su casa, y allí lo monstruoso vivió. Antes de este suceso, de cuando ya estaba muerta, sus padres hablaban con ella: "Estoy bien, luego les hablo". Y cortaba la llamada, escapándosele su vida. Y cuando era un minuto, de dicha comunicación (por llamarle de algún modo), se oía una voz que dictaba, lo que debería decir, en respuesta no natural. Eso cuenta cuenta el triste padre. 

6. Yo me enteré el domingo, cuando vi los titulares. No me asomaba a la nota. Ya basta de tanta sangre. Pero pienso en las mujeres, especialmente en mis hijas, y en las de mis amigos. Pienso en mis vecinas, y en todas las estudiantes, que miro cuando camino. Y concluyo que  andamos mal. Entonces busco la nota y me entero de detalles. Y esto es lo que escribo y pienso. 

7. Montserrat estaba presa. La tenían en cautiverio. Cautiva también de ella misma. Y en lo general concluyo: empujadas a la calle, con la consigna de odio: "si te vas ya no regreses". O "ya no eres mi hija". O si hay un embarazo, son corridas de la casa y hasta con golpes bestiales. Que ante dicha circunstancia, malviviendo en la violencia, de sadismo demencial, piensan que no tienen de otra, ni familia a quien recurrir, ni una amiga de a deveras (sonora, llaman ahora), ni lugar a dónde ir, más  permanecer allí, donde hay sobras de comida, donde hay una triste cama, y gritos con empujones, quemaduras con cigarros, y sin duda violaciones. Y sin tener a dónde acudir, ni una brújula de luz (la básica educación) para orientarse en la vida.

8.  Insisto en la educación, pero no en lo general, como frase en un discurso, que de eso estamos hartos, sino en la real y humanista, con la que bien se construya una sociedad plural, ausente de fanatismos, sin exclusiones ni egoísmo. En la que la salud mental sea también prioridad. En la que el pobre también logre metas y objetivos, y no tenga que abandonar, ni sea limitante el ingreso, de básica a superior. En la que la paz y armonía sean muy alta prioridad. Esto es educación plena. ¿Nos la merecemos o no? ¿La necesitamos o no? Urge de sobrevivencia.

9. Y lo grave de todo esto, que sucedió a Montserrat: nos olvidamos de ella, porque será otra mujer, asimismo asesinada, la que ocupe las portadas, en noticieros de tele, de tal manera horrorosa, que vamos normalizando, como cosa cotidiana, los diarios feminicidios. Hay tanta indiferencia, pues las noticias actuales, las ocupan elecciones, y las graves situaciones, de mujeres violentadas, pasan a segundo plano. Ya de plano, obnubilados, como ciega muchedumbre, nos va quedando en costumbre, mirar hacia otro lado. Y otro tema es la razón, que ocupa nuestras pláticas, porque a mí no me sucede, ni a alguien de mi familia.

10. Necesitamos un trato: no olvidar el sufrimiento  que padecen las personas. Unos por la violencia, otros por la pobreza, causa de la avaricia. Es nuestro deber ético hacer algo -por pequeño que sea- para detener el río de sangre.  Empezando por pedirles perdón a ellas, las dolorosas víctimas, por dejar que el estado de cosas siga igual. Todos tenemos parte de culpa. Todos debemos hacer algo. Y me incluyo. 



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