Plumazo digital: Homenaje a escritores cunduacanenses

Cunduacán rinde homenaje a escritores ilustres


El H. Ayuntamiento de Cunduacán ayer, en sesión solemne de cabildo, rindió homenaje a los poetas Dionicio Morales y a Teodosio García Ruiz+, nombrándolos “Personajes Ilustres”. Lo anterior como parte de los festejos por el aniversario 398 del municipio. Y horas más tarde se efectuó una mesa redonda con el tema sobre la vida y obra del poeta Dionicio Morales, en la que participaron la periodista Norma Domínguez de Dios, el dramaturgo Vicente Gómez Montero, el historiador Jorge Priego Martínezy el educador Gerardo Bravata Pintado. Los poetas homenajeados se unen a un grupo  de cunduacanenses que han dado lustre cultural al municipio, por lo cual esta demarcación ha sido llamada “La Atenas” de Tabasco.  Entre otros: Manuel Sanchez Mármol, Regino Hernández Llergo, José Eduardo de Cárdenas y Romero, Arcadio Zentella Priego y Agustin Ruiz de la Peña.

El presidente municipal, Jesús Abraham Cano González “El Chelo”, afirmó que “es la primera vez en la historia que el Gobierno municipa nombra a un personaje ilustre en vida. Es la más alta distinción que un ciudadano de nuestro municipio puede recibir.” Asimismó comentó que “Dionicio Morales Trinidad sí es profeta en su tierra; sus libros, reconocimientos, obras y artes, así como las vueltas que ha dado en más de tres continentes lo hace merecedor aun espacio dentro de nuestros Hombres Ilustres“. 



El gallo pitagórico

 

Juan Bautista Morales es el autor del libro "El gallo pitagórico". Y lo escribió por entregas entre 1842 y1844. En un tono sarcástico hace un diagnóstico crudo de la sociedad mexicana de esos años. Y lo hace con humor delirante y con conocimiento. Y con un estilo sorprendente, sin duda. Dice verdades que incomodan, que nos causan prurito.

 

El libro, desde su título anuncia al filósofo griego Pitágoras, y en su contenido refiere a una de las dos lineas generales del pensamiento de dicho pensador, quien usó por primera vez la palabra filósofo, asumiéndose como tal (no sabio, sino amante de la sabiduría, porque el sabio ya sabe, y el filósofo se encuentra en constante búsqueda del conocimiento). Y una de esas dos es la transmigración de las almas en distintas reencarnaciones. 

Erasmo Luján es el personaje de la novela, hombre que ha decidido ser periodista. En un momento de su vida se encuentra descansando un día al lado de un poste de cerca y cerca de un gallinero. Es cuando mira que un gallo se planta sobre dicho poste y le empieza a ¡hablar! como si nada. Y le dice que no se espante. Que habla porque es el alma del griego Pitágoras reencarnado en gallo y que le explicará todo, y para ello deberá comprarlo al dueño. Así lo hace Erasmo Luján. Paga por él y se lo lleva a su casa.

 

Así se inicia una explicación amplia y detallada de las veces en que el alma de Pitágoras inicia sus primeras reencarnaciones, primero en varias generaciones de griegos y se desilusiona por lo bajo que han caído como sociedad, y viaja a Inglaterra y reencarna en un ciudadano inglés, luego a Francia, y lo mismo con un francés, luego vuela a América y reencarna en un anglo americano; en todas esas transmigraciones se desencanta de la forma de vivir de esas culturas, por lo que viaja a México. Y aquí se encuentra a varias almas, como en una asamblea, y les comenta que quiere reencarnar en un mexicano. Y a partir de allí las almas le aconsejan no hacerlo.

Es una crítica feroz, aunque con el humor de la inteligencia con ironía y sarcasmo. No deja títere con cabeza. Se refiere a todos los vicios conocidos y reconocidos de cada una de las profesiones y personas a las que se refiere. Recordemos que el alma de Pitágoras está en reunión de almas, y ante cada comentario sobre lo que quiere reencarnar, una alma que ya pasó por esa situación le hace largo comentario crítico para disuadirla. En referencia a los mexicanos, critica de manera burlona y demoledora a militares, patriotas, ministros, diputados, jueces y magistrados, abogados, médicos, agiotistas, comerciantes, artesanos, eclesiásticos, periodistas, cotorronas (mujeres solteras alrededor delos 40), niñas y casadas, y por último con el animal que le da nombre al libro y sustancia final: el Gallo. 

 

El autor, (1788-1856) nacido en Guanajuato, fue un importante intelectual del liberalismo mexicano. Ocupó diversos cargos en el sistema judicial, llegando a ser presidente de la Suprema Corte de justicia de la Nación. Su labor como periodista fue siempre crítica a la corrupción del presidente Santa Ana, quien lo mandó llamar para amonestarlo. Su respuesta fue: "yo he de seguir escribiendo como hsta hoy; y tenga usted muy presente que cuando comencé esta tarea, me convencí que en lo que más que puedo parar es en cuatro velas y un petate". Luego fue encarcelado, a donde lo visitaban amigos y familiares. Y a su salida continuó editando su "Siglo diez y nueve", el periódico, desde donde luchó contra el conservadurismo de la época.

 

De "El gallo pitagórico", en referencia en turno a los patriotas (antes se refirió a los militares y luego a los agiotistas): "...¿Piensas que porque hay tantos revoltosos, hay muchos patriotas? ¿Crees que todos los que gritan ¡viva la libertad, muera el despotismo, federación o muerte! están animados de sentimientos desinteresados y movidos únicamente por el bien público? No, amiga mía, no es oro todo lo que reluce. Uno se pronuncia porque ha quebrado con la caja de su regimiento; otro por ver si saca algún partido en sus pretensiones; otro por hacer dinero y vivir a costa...ajena; otro por adquirir rango en la sociedad y darse tono; y todos por mejorar de suerte. ¡Ah! ¡Si no fuera por las revoluciones, cuántos personajes que figuran en los primeros puestos de la república estarían desfigurados!..."

 

 


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