Así es la vida

1. Cuando enciendes un cerillo -sucede al friccionar el fósforo con la lija- salta la flama. Luego va consumiendo la delgada madera, hasta que llega a la parte donde lo tienes agarrado. Y lo sueltas: se ha consumido. No hay más. Ese proceso es tan rápido, apenas unos cuantos segundos. Así es la vida.

2. Cuando el fumador enciende un cigarrillo, si no le fuma, entonces se apaga. Para mantenerlo encendido requiere chuparlo, absorberle. El fumador lo disfruta, aunque sus pulmones se van poniendo negros de tanto hollín. Pero la referencia es que se termina el cigarro. Queda la colilla, sea del filtro, o una parte muy pequeña que casi es la que sujetan los dedos. Así es la vida.

3. Antes era en discos de vinilo, luego en cintas. Ahora es en plataformas sostenidas por intenet, que lanzan ondas digitales. Pones una canción, que a lo sumo tarda tres minutos, con las excepciones de las piezas de música clásica. Pero aún esta termina, con acordes o fanfarrias. Remate, se llama. Así es la vida.

4. Te sirven una taza de café, calientito. Hasta se mira el vapor alzarse (y más en las regiones de crudo invierno). Y le empiezas a dar sorbos, aunque los primeros te quemen un poco. Pero los disfrutas. Y si te tardas, se enfría. Así que le apuras, aunque los últimos tragos sean tibios. Y si la plática entre amigos o romántica estuvo muy interesante, se te ha enfriado. O lo tomas así, lo abandonas, o lo calientas. Así es la vida.

5. Empieza la carrera en la pista de atletismo. Sea la distancia que sea: de velocidad, medio fondo o fondo. En sus marcas, listos ¡fuera! O el simple disparo del juez. Sea que todos salieron de acuerdo a las reglas, sin adelantarse. Y allá van. Tranco, tras tranco. Unos con piernas largas, otros con mayor velocidad, imperceptible en ocasiones. Unos empiezan a remontar, otros que iban adelante, van siendo alcanzados y rebasados. otros logran sostenerse. La cara denota el movimiento elástico, libre, todo el cuerpo como escultura en movimiento. Así es al vida.

6. El maratón, que cubre una distancia de 42.125 km, es el único que termina hasta que llega el último corredor, así sea cojeando, arrastrándose, brincando en un solo pie. Ha sucedido que pasan varias horas luego de que llegó el primero, y las cámaras enfocan aquel que con mucho esfuerzo, aún a riesgo de su propia salud y la vida, sigue moviéndose rumbo a la meta. Y el público delira en las gradas ante ese heroísmo. Hasta que finalmente entra este adolorido competidor que compite ya contra sí mismo, y el público aplaude a rabiar acompañándolo hasta que llega a la meta. Así es la vida.

7. Empiezas a leer un libro, y sea que el autor fue lo suficientemente hábil para mantener la emoción luego del primer párrafo, luego del primer capítulo, y quieres seguirle hasta ver el final. Y sabes que este sin remedio llega. Y te queda la sensación de ¡qué buen final!, y quisieras ya una segunda parte u otro libro del mismo autor (me pasó con las de Milan Kundera allá por los años 80). Hasta que los terminas de leer todos. O lo contrario, que te hablaron muy bien de tal libro, lo empiezas a leer y no te dice nada. Depende quién te lo recomienda (no digo con qué libro me pasó). Pero así es al vida.

8. O estás en el cine con la persona de tus sueños, y escogiste en la cartelera la que dura más minutos, porque no es el tema, sino estar con dicha persona. Y haya o no palomitas y refresco, o chocolate que dicen que ayuda en eso de elevar el calor y los ánimos, e inmovilizar la lengua si se requiere silencio, o moverla si hay timidez, pero pasan todas las escenas, sucede lo que debe suceder, unas manos que se mueven, una caricia que emociona, pero de pronto se encienden las luces porque los letreros del final han terminado y las personas se van. Así es al vida.

9. Vas en el autobús (pero en el avión que es más rápido, y a la vista de todos, porque los asientos van muy juntos) en un viaje largo, digamos de Tijuana a la Ciudad de México, y vas en asiento solitario, y ves que una mujer sube en la primera parada y esperas que se siente al lado tuyo, y efectivamente se sienta al lado tuyo, y sonríe con un buenos días, y le ofreces cambiar si prefiere ventanilla, y ella te dice que sí o no, con otra sonrisa como anunciando dentífricos. Y platican ambos con emoción. Y así pasan las horas, el invite de refresco, pastillas mentol o un chocolatito. Comen juntos o desayunan en el tiempo disponible. Y sientes que has ganado el premio mayor de la lotería. Hasta que llegan a la última estación. Y se despiden con la esperanza de volverse a ver. Así es al vida. 

9. Si te gustan los postres, esa tarta de manzana, ese durazno en almíbar con o sin crema, esa capirotada que madre hacía; o la comida que alienta tu gusto, y disfrutas bocado a bocado, hasta entrecierras los ojos, sea un puchero, cochinita en pibil, cordero en entierro, cabrito en su guiso o asado a la leña (cada quien sus gustos), pero llega el momento del último bocado. Y quieres más. Así es la vida.

10. "El amor acaba", dice la canción que canta José José. Por más romántico que sea, por más ilusionado que estés, por más complemento que sea. Como un levantarse de la sima hasta ascender a la cima, y tratar de sostenerse, para luego de a poco en poco, ir descendiendo hasta llegar a donde empezó, de desconocidos antes a desconocidos después, quizá con buenos recuerdos como valores que se guardan, alguna carta, una fotografía, lugares visitados, pero termina. Oh, dichosos los que viven un amor eterno. Pero José José reitera: "...Porque el alma se vacía/ como el cántaro y la nube...Porque suave se desliza/ como sombra la caricia... Porque el sentimiento es humo/ y ceniza la palabra/ El amor acaba".

 

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