A fin de cuentas

A fin de cuentas la vida es una. No habrá más cuando se llegue  la última copa, la última sopa, la última chispa, el último segundo. Ni como al decir de las siete vidas que según tiene el gato. Para desperdiciar tiempo o vidas. Y la séptima vivirla a plenitud. Nosotros solo una. Por una sola vez. Así que broten los misterios. Salten los fantasmas. Venga el café y las palabras, a la fiesta de la vida. A provocar las nubes, a caminar bajo la lluvia. Y cantar sin que nos miren. O que nos miren. Y bailar tan solo de contento. Y buscar aromas en los instintos mismos. para ver los puntos luminosos, que se esconden tras las sombras. A fin de cuentas todo termina. Si la eternidad dura en el concepto. el tiempo solo es un polvo invisible de estrellas. Y lo que empieza puede empezar de nuevo. pero un día termina. Como el cuello roto del cisne termina con la vida del cisne. Y destripada en la calle queda la corneja. Porque el jugar por jugar es un buen juego de palabras. la vida necesita más de la respiración, que de los suspiros. Mas sin suspiros la vida no tiene sentido. A fin de cuentas la lejanía es más lejana cuando no existimos. Y de eso no hay memoria. Recordar la miel de las palabras cuando fueron nuestras. Y no hay remplazo de los hechos. Porque en todo caso serán otras las palabras y otros los rostros con su respectiva máscara. A fin de cuentas, el final será siempre el principio, en temas como la dialéctica.

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