Antonios

-Hey, viejo, tú eres yo, en el futuro.
-Chaparro, estás loco qué cosas dices.
-Sí, algo loco estoy. Pero mírame bien.
-A ver. Sí, tienes parecido con el niño que fui.
-Soy yo, me reconozco en ti.
-¿Te llamas, acaso, Antonio?
-Sí. Lo mismo que tú.
-Cierto. Coincidencia puede ser. Pero a ver. Solo tú lo puedes saber si acaso fuera cierto este momento de la realidad. Por principio de cuentas, dime nativo de que lugar eres. Y a ver, en qué año vas. Además dime los nombres de tus maestros.
-De H. Matamoros. En sexto grado con el profe Nacho. Y Carlos Martínez, en primero y sucesivamente Antonia, Alejandra, Alejandro y Héctor.
-Te empiezo a creer que tú eres yo, cuando niño.
-Entonces te quiero pedir un favor. No me adelantes nada. Solo recuerda que siempre he soñado con ser feliz de adulto. Y ojalá lo hayas conseguido. Y tengas una guitarra o dos. Y prepares el mejor café. Nunca olvides el pan. El delicioso pan.
-No te diré nada. No te adelantaré nada. Solo te diré que busques siempre la amistad y el amor. Es una ruta segura de vivir la vida.
.Calla. Que adivino las futuras tormentas.
- Brazos habrá. Y letras.
-Calla, calla. Que al no saber, emoción haya. Quizá logre saber del guiño, las miradas, el beso, las caricias, los versos y las serenatas.

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