Leer y escribir en las escuelas
Desde hace
muchos años me he manejado con dos certezas en el plano laboral educativo: una,
que los mejores maestros tienen el hábito de la lectura. Son quienes cada vez
que pueden andan con un libro en la mano, y tratan de conseguir o comprar uno
nuevo. Y por supuesto, los leen. Y, dos,
que la escuela funciona mejor donde se promueve la “lectura libre”.
En esas
escuelas, donde los maestros son habituales lectores, se aprovecha el tiempo
completo dentro del aula, o fuera de ella, pero con actividades educativas.
El hábito
de la lectura tiene distintos orígenes. Uno es la familia, porque tuvieran
padres lectores, y de manera natural en sus casas había libros. Y sus padres
les regalaban libros en sus cumpleaños o Día de Reyes. O ellos mismos, cuando
había oportunidad, pedían les compraran.
Lo mismo
pudo suceder que en la escuela primaria alguno de sus maestros fuera lector
habitual y logró transmitir, con su entusiasmo, el gusto y la alegría por las
aventuras que se cuentan en los libros.
O que
cayera de casualidad un libro en sus manos y lo empezara a leer y quedó
atrapado en él. Ya no pudo separarse de ellos porque descubrió que hay libros
maravillosos. Son esos que al leer el primer párrafo quiere uno seguir leyendo.
Otros
iniciamos nuestras lecturas con las revistas que compraban nuestros padres o
tíos, del tipo Kalimán, Chanoc, Memín Pinguín, Lágrimas y risas, y otras. Las esperábamos cada semana para
saber la continuación de las historietas que, con letras y dibujos, nos
divertían con sueños, desencantos, preocupaciones, aspiraciones, etcétera.
Luego en la escuela primaria fuimos descubriendo el placer de la lectura en los
libros de español.
La lectura es
definida, de manera sencilla, como el proceso de descifrar gráficos (definición
apropiada para el fin de este artículo, porque el concepto es más amplio). Y
abarca hasta que se comprende lo leído, No antes. No cabe la expresión de “lee,
pero no comprende”. Porque en todo caso la lectura alcanza su significado hasta que se comprende lo que está escrito.
Niño que
lee por gusto, desarrolla la imaginación, enriquece y -por lo tanto- amplía su
vocabulario, desarrolla su capacidad de exposición y debate. Y su pensamiento
se va haciendo más hábil.
Precisamente
esa es la utilidad de la lectura. Por eso el primer paso es el aprendizaje de
saber leer y escribir, lo cual se aprende en el primer año de la educación
primaria. Que es la base fundamental del
proceso educativo. Junto a ello el siguiente paso, e igual de importante, es el saber comprender lo que se
lee; y a ello ayuda que el niño inicie el proceso de adquirir el hábito de la
lectura libre.
La lectura
libre es la que él busca, la que le acercan, la que le genera alegría y gozo. A
la que quiere regresar cuando le interrumpen para que realice alguna actividad en su hogar, o en la misma
escuela. Si esto no se logra –el hábito de la lectura- el alumno irá
transitando por los distintos grados haciendo esfuerzos supremos por aprender
los conocimientos. En caso contrario el alumno lector, como va adquiriendo un
vocabulario más amplio cada vez, va aprendiendo el contenido de las materias de
manera natural, con gran facilidad. Y hasta con alegría.
Y cabe
aclarar, por si fuera necesario, que la lectura libre es distinta a la
obligatoria. Esta última se refiere a
los libros de texto cuando se encarga la tarea de leer para resolver algunas
preguntas que evidencien que se ha aprendido lo leído.
La lectura
es clave para el desarrollo del pensamiento. Y los fracasos en varios grupos de
alumnos y escuelas, tienen que ver en que no se conceptualiza a la lectura como
fuente y motor del desarrollo del pensamiento y a la escuela misma como
laboratorio del pensamiento. Y con un trabajo escolar permanente, este se
desarrolle en el niño y joven, y vaya siendo más lógico, más coherente, para la
mejor toma de decisiones.
El
pensamiento se desarrolla con la práctica constante. Como el atleta tiene que
practicar en la pista; el basquetbolista en la cancha y con interminables tiros
a la canasta; el futbolista en el campo para los tiros y las combinaciones; el
portero al recibir en las prácticas miles y miles de tiros de todo tipo. Así el
estudiante que está en desarrollo de sus
habilidades en el pensar, lo habrá de hacer con prácticas constantes de pensar
mediante la lectura y escritura de creatividad. Y con exponer en su grupo, al
participar en el homenaje, etc.
¿Que los
libros son caros? Si es pretexto, pasa. Sin
embargo hay a la venta excelentes libros muy económicos. Pero también cada
escuela tiene biblioteca. Y hay bibliotecas municipales y comunitarias con una
gran cantidad de libros, de todos los temas.
Si la
escuela debe ser y es el centro de toda actividad educativa, entonces el
trabajo del maestro con sus alumnos deberá girar alrededor de la lectura libre y
el libro, a la par que con las materias. En caso contrario siempre será un
frascaso.
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