Vuelve Debussy

A verte viernes. Si vienes. Es domingo de tarde. Mientras tanto Debussy, ahora. Tristeza antigua en eso de volar y caer. A vuelo de pájaro, notas algo distinto en el devenir. Las nubes son gala de dulce de algodón a la vista. Mas El vuelo del vampiro te mueve en su lectura. La prosa cálida de Michel Tournier. A la izquierda el aparecerá el Popocatépetl en tres minutos. Y abajo el Iztaccíhuatl Dice el piloto. Frío de 9 grados. Y Debussy. ¿Por qué Debussy? Porque sí, porque fue bálsamo en esos días aciagos para el alma. Porque acompañó de mil maneras, sólo por el hecho de ser. Tormenta de rayos luminosos. Construir un presente no de mil maneras. Sino de la mejor manera. El reto. Y para eso las palabras. La amistad lejana viene a cuento ahora por eso de un hola provisto de nostalgia mezcla de esperanza. Y la charla como si fuera apenas ayer la despedida. Y Debussy adereza los minutos. Majestuosa la montaña. Y si no viene a mí, entonces iremos hacia la montaña. Fue el reto de la tarde en ruta del sol. Luego de los sueños, el aterrizaje suave. Elixir.

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