Cada jornada particular

Conciencia, escalarse a uno mismo cuando la zozobra o desatinos.  Levantarse al instante cuando las caídas. Y brincar como rana en la alegría. Usted, por ejemplo, canta en las mañanas. Y coincide que debe ser mejor todo. Y coincide que debe haber miel y leche tibia para todos los niños. Y en mejores condiciones  para la magia del circo. La vecina tiende su ropa y canta. La señora de la esquina canta también mientras barre el frente de su casa. Y siempre alegre el vendedor de periódicos. Nada de tristeza aún en este frío que cala hasta los huesos. Pasan bandada de gorriones  muy de mañanita. Los mayores platican largo en los parques. Desafiantes, ríen, aún con pocos dientes. O ninguno. Desafiantes de la ventolera, incluso.  La felicidad nunca a la deriva. Vamos andando. La vida, esta belleza, con sus sueños de película, nos ha fijado  tarea: vivir a plenitud cada jornada particular.

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