Instrucciones para el manejo de recuerdos.

Para manejar los recuerdos primero los olvido. No es sencillo. Porque fueron hechos de marcaje personal. Los que movían los pies y el pensamiento. Los que llevaban y traían el cuerpo y los sueños a un ritmo esmerilado con viento y marea. Los recuerdos fueron sumándose al paso del tiempo como es natural. Mas había algunos que se empoderaban las tardes a la caída de las hojas, o al encierro del sol. Otros, empoderados también, corrían a los buenos fantasmas de la noche y se metían solo para hacer sentir su poder provocando nostalgia. Así que los metí en una balanza. para saber de su peso específico. Hubo algunos que ni valían la pena y andaban allí pinchando el corazón o los ojos. Así que los fui dividiendo. La mayoría eran livianos, transparentes. Y los fui metiendo en el cajón del olvido. Solo que a veces me da por revisarlos. Es entonces que abro el cajón mentado del olvido. Los reviso de nuevo. Y son como mansos corderos. Y entonces me dedico simplemente a pastorearlos. O que se vayan a comer el pasto solos.

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