Marchan los días

Marchan los días. Encadenados, para evitar vacíos de tiempo. Uno tras otro, marciales. Se llevan con ellos vidas. Adioses. Verdades y mentiras. Promesas. Ajenos a razones y sentimientos, marchan a la vista de todos: cuerdos y locos. Potentados y desposeídos. Creyentes e incrédulos.  En orden que les hemos dados por sus nombres, lunes, martes... Somos testigos inciertos del invisible paso del tiempo. Este lunes fue de lecturas y humo en los ojos. De siembra de algunas plantas y semillas, sembrador de sueños. También de apuntes en hojas de papel cuadriculado. Historia de vida personal que lanzo como carta en botella al mar. Pero marcha el tiempo. Y marchamos despellejados. Sedientos. Altivos. Tomo café. Oigo jazz. Y me alejo.

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