Lo que un día fue, no será.


1

Siempre hay alguna canción que nos busca y nos encuentra. Una que tenemos guardada en la memoria. Y viene en cualquier hora del día. Sea mañana o tarde. O antes de conciliar el sueño. Una canción que representa mucho para uno. Por muchas razones. Tanto porque bailamos con alguien especial. Bien porque nos la regalaron en disco, casset o en usb; porque era una de las de serenata o porque nos refiera a una película que se ha quedado grabada en nuestra mente.

 

2

Yo estudié en la secundaria federal 2 de Matamoros, y tuve un maestro de música, el profe Puente, que nos dio a conocer en su clase lo mejor de las canciones populares mexicanas. Al final de año teníamos un cancionero muy completo, adornado con dibujitos de flores y corazones, que se iba integrando cada semana con una canción. A veces nos la ponía por estar cerca una efeméride, como corrido al petróleo; el de la revolución; las de Navidad, las amorosas por el 14 de febrero, etc. 

Aparte de eso él dirigía una estudiantina y mariachi en la escuela, de tal manera que se incrementaban más las canciones que conocíamos. Aparte de la canción nos dictaba una biografía muy breve de los compositores. Por él conocimos los nombres de los grandes compositores mexicanos: Armando Manzanero, Agustín Lara, Álvaro Carrillo. Tata Nacho, Salvador Chava Flores, y muchos otros.

 

3.

En el video se ve un cantante de la calle en una esquina de la ciudad de Morelia. Las personas pasan indiferentes. De vez en cuando algún despistado deja una moneda. Luego se ve alguien delgado que viene, se detiene a escuchar. Y sin más le pide la guitarra prestada para echar un “palomazo”, que refiere cantar o tocar de improviso, previo permiso, con un grupo o personas que ya lo están haciendo. EL cantante que en la calle se gana para sus gastos se queda sorprendido. Pero acepta. “Lo que nos den va a ser para ti”, se escucha que el del “palomazo” le dice al artista de la acera. El hombre toma la guitarra, se la acomoda. Y empieza a cantar una canción que hizo famosa el cantautor Napoleón: “Nada te llevarás cuando te marches; cuando se acerque el día de tu final. Vive feliz ahora mientras puedas, quizá mañana no tengas tiempo, para vivir tu despertar”. El hombre delgado que  parecía Napoleón es Napoleón. Su nombre José María.  Poco a poco lo empezaron a reconocer los paseantes. Le tomaban fotografías extrañados que un artista de su categoría estuviera sencillamente cantando en la calle.

Él lo explicó. “Así empecé yo. En la calle y en restaurantes o bares. Lo que me den es para el joven. Es una manera de no olvidar mi origen y ser agradecido con el público”. Al final se tomaban fotografías con él, quien tranquilamente se dejaba admirar.

4.- José María quiso ser torero y lo fue. Su cuerpo tiene las huellas de las cornadas. “Peor es la cornada del hambre”, le diría el torero Manuel García El Espartero, a quien se le atribuye la frase, quien en su primer año de torero tuvo quince cornadas. Anduvo indeciso entre sus dos grandes amores, la música y los toros. 

Napoleón, a causa de su afición a los toros, tiene muescas en su cuerpo: una retina desprendida, cornada entre las costillas y una mano disminuida en su movimiento.

5.- 

Pero decíamos de las canciones.  En la secundaria el maestro nos puso la canción Vive, cuya autoría es de Napoleón. Y apenas la había compuesto en 1976; con ella participó en el ya desaparecido Festival OTI de la canción. Y para nosotros fue una revelación cada uno de sus versos. Una verdadera motivación de valorar lo que significa la vida, lo que se tiene, lo que es necesario y lo que nutre nuestro ser.

Y uno tiene la inquietud de saber cómo empieza el compositor a componer una canción, cómo se inspira, qué sucede, cómo viene la idea, la primer palabra, el primer verso. No lo supimos hasta que vimos que lo cuenta en una entrevista. Palabras más, menos:  

 

5.

“Tenía 28 años. Ese día pasé a la casa de mis padres en Aguascalientes. MI madre se dispuso a prepararme comida. Yo, como siempre, nostálgico recorría la casa, el patio, recreando muchos recuerdos vividos allí, de la niñez y adolescencia. Vi las paredes y techo de la casa deteriorados. Me dije a mí mismo: soy un fracasado, no he logrado nada. No he podido retribuir a mis padres. Pero en fin, ´nada te llevarás, Napoleón, cuando te marches´.  Y allí reparé sorprendido que tenía el primer verso. Le pedí de urgencia a mi hermano que me trajera guitarra, hojas y lápiz. Y en media hora ya tenía lista la canción. Hasta yo estaba sorprendido. Se la mostré gustoso a mi hermano. No tenía aún nombre. “No te compliques, ponle Vive”, me dijo él. Y así le quedó”.

6. 

Lo que es, es. Lo que no, no. “José José era mi ídolo. Lo conocí en alguna fiesta. Nos hicimos amigos. Pero nunca le ofrecí alguna de mis canciones.  Yo soñaba que él me grabara una. Me hablaba por teléfono de vez en cuando para saludarme. Una vez me sorprendió llamándome desde Londres. Estaba él grabando un disco. Y al teléfono me dice que le faltaba una. ¿No tendrás, Napo, una canción que te sobre?. Mi respuesta: No tengo una que me sobre. Tengo una que te puede gustar. Y me pidió que se la mandara a Londres. No tenía aún nombre. Pónselo tú, le dije. Y así quedamos. La grabó y fue un éxito. Lo que un día fue no será”.

7. Un reconocimiento siempre a los cantautores e intérpretes que nos han dejado una y varias canciones que de vez en cuando escuchamos, recordamos, tarareamos, y nos hacen viajar a un pasado que dejó huellas. Y son canciones que nos duermen, nos mueven, nos motivan, nos hacen soñar, nos sosiegan o desasosiegan. Y al final son las que nuestros familiares y amigos recordarán cuando ya no estemos, como el soundtrack de nuestra vida.

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