La Palotada

Ayer decía sobre la importancia de enseñar a pensar. Y que los maestros deben de enfocar desde esa perspectiva el trabajo diario. Sí, es enseñanza aprendizaje.Pero no basta si no se tiene claro que se está enseñando a pensar. Y que, reitero, escribir, leer, escuchar y hablar en grupo o en público son prácticas que se deben practicar. Y que redactar es un ejercicio. Así como este. Me he impuesto el reto de escribir todos los días.
Hoy amaneció con un crepúsculo sorprendente con colores naranjas y amarillos. Se veía espectacular. Varios amigos subieron sus fotos de distintas partes de la ciudad. Y es un verdadero regalo. Ya el despertar lo es. Y destaco que esto no lo decía de hace cinco años hacia atrás. Lo digo recientemente. La existencia misma es un regalo. Sí, es la edad. Lo reconozco. Llegar a sesenta es un triunfo. Mi reconocimiento a los que llegan a noventa o cien con salud. En fin.
Cuando me levanto busco prepararme un café. Antes era expresso, ese que viene bien cargado. Luego fue americano normal. Después descafeinado. Y así ando entre tés y descafeinado. previo me tomo un vaso de agua con el jugo de un limón mandarina. Sí, es el paso del tiempo. Ahorita por ejemplo escucho a Edvard Grieg 1843-1907, excelso pianista romántico noruego. Lo busqué en razón de leer en la novela La Madre, que Sofía lo toca en la casa donde le dieron alojamiento a Pelaguia (La Madre), cuando, a causa de las actividades de agitación que realizaron el 1 de mayo, le era peligroso seguir viviendo en la aldea y la alojan en la ciudad. Y yo que no pasaba de la polka, la redova y la cumbia, y le agregaba música de mariachi, luego escuchaba los nombres de L Beethoven, S. Bach, Chopin, Debussy y otros, y los buscaba para escucharlos y llenar esos vacíos. Música burguesa, dijo uno, clasemediero, gritó otro. Y no califico a quienes dijeron eso. Me ha gustado la música desde siempre. Y esta es música de genios. Bien por Grieg. Nunca seré especialista en música clásica, pero la disfruto. Imagino a veces campos verdes en otoño, o primaveras llenas de luz, galope de caballos, besos apasionados con luna de marco, marcha de soldados. Todo lo construye la mente en la imaginación al escuchar esa música en sus muy distintas variantes.
Claro, tengo amigos que son especialistas. Específicamente amigos de Cunduacán, municipio de Tabasco, como a media hora de Villahermosa. Y sé que en muchas partes hay grandes músicos. pero refiero a los que conozco. En Cunduacán trabajó mucho tiempo Miguel López Cervera, y lo hizo hasta su muerte. Muchos muchachos escaparon en su destino de tocar teclados en La Palotada, mítica cantina de ese municipio, por ser tocados en su vocación divina por el maestro Cervera. Tan es así que los impulsaba a dejar el pueblo e irse a seguir aprendiendo a los conservatorios renombrados del país.
Y con orgullo digo que tengo dos amigas ucranianas que son pianistas, y radican en Tabasco. Y tengo asimismo una excelente amiga cantante de ópera. Luego les platicaré de ellas. Quedo pendiente.
Si se dan cuenta, escribo como si estuviera platicando. Como si el lector fuera oyente y estuviera platicando en la sala de mi casa. Que les invitara limonada, té o café. E intercambiando de emisor y receptor, escuchando atento, y hablando con entusiasmo, hiciéramos una amena charla. Con ganas de seguir platicando en otras ocasiones. Y recuerdo que este reto de redactar que me he impuesto, lo hago como práctica, que busca mejorar el estilo.
Les cuento que en el velorio de Miguel López Cervera, ya hace un año, se efectuó como él dispuso: sus alumnos tocaron melodías, contaron anécdotas, y externaron palabras de agradecimiento por la influencia y empuje para que ellos tuvieran logros mediante el desarrollo personal. Y estuvieron varios de ellos. Si olvido un nombre quedaría mal. Ellos ya saben quiénes son, por si leen este ejercicio.
"Yo les decía, váyanse al conservatorio, presenten examen, o yo los ayudo, porque si no me va dar mucha tristeza saber que se quedaron tocando teclado con bailarinas en La Palotada". Contaba Miguel López Cervera que les decía, o les decía a sus padres, para motivarlos y que dieran permiso para que sus hijos volaran alto.
Palotada es el conjunto de -precisamente- palos que se juntan en un paso de agua y taponan dicho paso.
Sí. Anímate a escribir. Aunque sea media hoja. Y aprovecho para agradecer a quienes me han sugerido que forme un taller de literatura. Con gusto, más adelante lo pensaré. Y lo haremos. Buen jueves. A ti. A todos.

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