De viaje

1

Sales de tu ciudad y eres otro. Llevas en ti el hambre por mirar más del menú visual qué se te ofrece. Manejas por carreteras amplias, bellas. Los árboles circulan a alta velocidad en sentido contrario. Y hay peligro de que se impacten. Transitar por estas carreteras tiene su costo. El peaje va desde los 50 hasta los 370 pesos el más caro. Vas por la carretera del golfo. Y es Veracruz el de mayor cantidad de casetas.

2

E inevitable echas el recuerdo de las carreteras de antes, por la misma ruta, que van pasando por pueblitos con magia y tradicion, donde lo mismo pasabas frente a una iglesia con su via crucis, por un mercado sobre ruedas, que por escuelas y ventas de artesanías. En cada uno de los veinte topes los niños y mujeres vendedoras te ofrecían tamalitos, elotes, pan, pulpa de coco y churros. Eso sí, para llegar a esos pueblos pasabas por mil curvas pronunciadas.

3

Miras loritos que venden a cien metros de los puestos de revisión. Miras la carretera casi interminable. Y sigues sin prisa  cumpliendo un destino. Una ciudad te atrae  como un poderoso imán. Y vuelves porque nunca te has ido. Porque te llaman las polvosas calles y callejones. Las banquetas rotas. Las casas abandonadas , los autos con capa de polvo, abandonados en la prehistoria.

4

Antes en cada gasolinera te limpiaban el parabrisas por las tantas mariposas, chapulines y moscas que se chocaban en el parabrisas. Y el radiador casi se cubría de esos animalitos, tal que al llegar a tu destino tenías que pedir te lo limpiaran. Ahora no. El vidrio frontal se mira igual al paso de las horas. Solo que el despachador de la gasolinera lo mismo le pasa agua y trapo.

5

Desde hace años en esa travesía acompañan Joaquín Sabina y Joan Manuel Serrat. Cada uno pone su garganta y lira. Y ambos con esa voz aguardentosa como si les raspara arena, cuentan de nuestra vida en su voz y cada quien con su estilo. Sabina ha sacado sus nuevas canciones donde ha dejado su testamento y una balance en el f8nal de su vida. Tan así que la voz le ha quedado natural. Como el viejo qué ha decidido dejar atrás el maquillaje. Sabina sigue en su delirante despedida. Y escucho las mismas canciones siempre. La moda no afecta la poética verdadera. Y acompaña Silvio y Pablo, sin duda alguna, cono sus unicornios y Santiago ensangrentada.

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Y no solamente ellos, en un viaje por carretera por horas, cabe la nostalgia de los viejos huesos, a donde se pegaron las notas de los Bravos de Ramón Ayala, Los cadetes y las de los corridos famosos. Y más que poco a poco nos vamos acercando al norte festivo y yonkero. Lugar de sueños rehechos y a donde se llega con el viejo e introducirlo sueño americano. 

7

El azar juega sus cartas. En una avenida con su segundo piso miro en el techo de un comercio una escultura de unos tres metros mezcla del hombre araña con arpía. Y al instante tomo mi teléfono multinacional y le tomo foto. La subí al Facebook. Y a los pocos minutos la vio mi amiga Esther Cerda, compañera de la Normal, y a quien no he visto desde que salimos (1979) y me mandó un mensaje de que esa foto es de Poza Rica, ¿cuándo pasaste?, yo aquí vivo. Como no lo sabías, hubieras pasado a la casa para desayunar o comer, etc. Y ese mensaje es como un abrazo al alma, por la generosidad. Mas no hay casualidades sino casualidades. Hay un imán afectivo entre todos aquellos muchachos y muchachas de la Normal. Gracias, Esther.

8

Antes, años atrás, me daba por llevar dos o tres libros para leer. Alguno de Revueltas. De Minterroso. De García Márquez.  De Baldor no. No hay tiempo para detenerse en lo frenético de los días.. La familia espera. Los amigos y amigas esperan. La playa, igual, allí está. Y los días se van rápido. Hay mucha plática tibia. Hay abrazos que cargan pilas. Todo ello es un prodigio. Y hay sonrisas y miradas que se encuentran por necesidad, por gusto, por alegría. 

9

Mientras tanto es la carretera. La precaución de no manejar cansado. La plática solo porque los demás duermen. Te da tiempo para pensar amores pasados, sueños futuros y los acontecimientos de lo diario. Bordeamos Tuxpan. Entramos de lleno a Tampico por su Bulevard Adolfo López Mateos. Y ya en Altamira el auto pidió ser llevado al mecánico para una revisión de urgencia. Nos recomendaron un mecánico muy amable, ya muy dispuesto a solucionar el desperfecto para poder seguir. Conclusión: varados. Y a disfrutar la estancia en Altamira, la de Cuco Sánchez, el del Mil amores. Comida huasteca en el Huastequito. Capirotada con café en La arena. Y así las cosas.

10

Hace como 25 años me sucedió en Poza Rica. Pernoctamos. Nos hospedamos en el tradicional y limpio Hotel Victoria. El estacionamiento está en el sótano. Al día siguiente a las 6 am listos para salir. Solo que el vehículo no encendió. ¿Y cómo hacerle? Salí frente al hotel. Me senté abatido. Y con poco cash. Ya iba de regreso en mi ruta anual de Matamoros a Villahermosa. PR es el punto medio. Me concentré con misbfuerzas potéticas. Pedí un ángel del cielo. Al conocido de la guarda. Y un taxista (Don Nicolás) llegó a dejar un pasaje. Me le acerqué para preguntar por un eléctrico automotriz. Me dijo que cerca había uno. Y se ofreció a ayudarme a sacar el auto del sótano. Luego ya saliendo hice la prueba para arrancar el auto. Se hizo el milagro. Y me sugirió qué así me fuera hasta Villahermosa. "Sin apagarlo cuando cargue gasolina", me recomendó. Y así le hice sin más.

11

Nada es casualidad. Vibra bien y todo se acomoda alrededor. Hace un año entré a un restaurant del Bellote, en Paraíso, Tabasco. Y al momento de sentarme, pusieron Mi Matamoros querido, de Rigo Tovar. Como si el DJ me conociera. Y anoche, aquí en Altamira, al.momento de pasar por una feria de piel y bisutería, pusieron la misma canción, como si también me conocieran. Y para nada. 


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