A los nuevos maestros (Para mi sobrina Yulisa Leonor)
1
Bienvenido al magisterio. Es de las más humanas profesiones. Con ello quiero decir que su ejercicio no es sencillo (para quien no siente amor por el aprendizaje y la enseñanza)
2
No "harás" dinero de manera honrada, aún que ahorres al extremo. Aunque sí te dará para vivir de manera modesta, quizá muy modesta.
3
Huye de la carrera, aún estás a tiempo, si son los lujos tus sueños. Otro tipo de lujos, no económicos, son la constante, como por ejemplo el aprecio de las personas, sobretodo de los alumnos y padres más pobres, porque ven en ti la esperanza de la nueva luz.
4
Nunca desprecies un regalo de los niños. Si ven a un niño moquiento que les ofrece un taco con la mano con la que se limpia los mocos, acéptalo, aunque no lo coman. Y denle las gracias. Lo hacen feliz y nunca olvidara el gesto. Menos olvidará si lo rechazan.
5
Nunca humilles a los alumnos si se equivocan. Recuerda que ellos están aprendiendo. Motívalos a dudar. Si da una respuesta equivocada, y lo humillas, ya no participará. En cambio si lo motivas, si lo alientas, seguirá practicando su pensar. Enseñar a pensar es la clave y objetivo final. De nada sirve el conocimiento sin digerirlo mediante el aprendizaje. A semejanza de la comida que no se mastica.
6
Ellos no estudian para ser alguien en la vida. Ya lo son.
7
Si no eres lector habitual, conviértete sin esfuerzo en serlo. Busca lecturas qué te interesen, sean de terror, de biografías, de la vida más allá de la tierra, de viajes a la luna, de la vida de las hormigas o termitas, de la inteligencia de las plantas, de la inteligencia de los animales, y -por qué no- de la inteligencia de los seres humanos. Recuerda siempre qué los mejores maestros son los lectores. Nunca le tengas envidia a tus compañeros lectores de hábito, aprende de ellos.
8
Si eres normalista, seguro aprendiste algo de todo. Es necesario saber algo de música, de baile folclórico, de deporte, de teatro, decamación, de artes manuales, escribir textos, de jardinería., etc Procura llenar esos vacíos. Son herramientas qué hacen más atractivo el trabajo de enseñar, pero sobretodo de aprender.
9
En tu grupo siempre habrá un tercio de alumnos buenos y sobresalientes. Ojalá que todos fueran así. Otro tercio de alumnos término medio. Entre estos dos tercios sería fabuloso. Solo que este tipo de grupos está incompleto sin el otro tercio, el de los alumnos inquietos, el de los ruidosos, el que no paran de tocar la paleta del pupitre o mesa como tambor, el que pellizca a los demás. Este ter uo te necesita más. Aplícate en ellos. Cuando logras motivarlos, tu trabajo será placentero y enriquecedor. Y ellos en toda su vida nunca te olvidarán, porque hiciste la diferencia para bien.
10
Trabajar enseñando, no es fácil ni difícil. Ya sabrás por qué. Pero imaginate que los 30 años que trabajes en las escuelas es como cruzar un río. De ti depende cómo lo cruzas. Y el mejor salvavidas es la sonrisa y el amor por el aprendizaje. De esta manera la enseñanza es más placentera.
11
"No te harán un monumento", te dirán los compañeros que te miran afaneso y alegre en tu trabajo. No trabajas por monumentos ni estatuas, sino por un mejor ciudadano. Y en todo caos el monumento es intangible en el corazón de los alumnos y de la comunidad.
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