De viaje 4 (tortura romana)

De viaje 4 (Tortura romana)

1
Día de viacrucis. Cuando los creyentes se concentran en observar la representación de un crimen de estado. El hombre está solo ante la barbarie y los acomodos del poder, los enjuages de la burocracia. Ha llovido en esta Roma matamorense. El hombre ha sido capturado. Parecía que por el mal clima se iba a salvar el salvador. Pero no. Hubo un respiro de nubes. Y lo fresco era lo ideal para la caminata entre latigazos, lancetazos y humillaciones.

2
Pregunté y me dijeron que iba a empezar a las 9 am. Pero estuvo lloviendo la madrugada. Suficiente para presagiar suspensión. "No sé suspende", dijo el sacerdote. Cierto, nadie es de sal o azúcar. Y además se ha preparado con mucho tiempo. "Pero hace frío, y se pueden enfermar los que salen con el pecho descubierto, padre". "Nada de eso -responde el cura-, ellos están protegidos por el manto divino de la obra que realizan". En la tienda cero por por cero vi tomando café  a Barrabás, Dimas y Gestas. En un auto negro estaba Jesús. Se le veía serio, preocupado, como sabiendo lo que se le vendría encima: todo el poder del estado y la ignorancia. El auto estaba encendido. Le sería fácil escapar. Pero sería traicionar a su grupo de teatro aficionado.

3
Algunas calles, encharcadas. Otras intransitables. Pero la Cantinflas estaba lista. Por aquí pasaba antes el canal Soliseño. Allá por los años 90 fue cubierto para crear esta avenida. Homenaje a Don Mario Moreno. Llegué temprano. Y apenas estaban montando el escenario. Así que me regresé a desayunar huevito con papas. Y media hora más tarde regresé para ver el inicio. Ya tenían detenido a Jesús. Poncio Pilatos presenta la opción en el día de liberar un preso. La turba enardecida y medieval favoreció a Barrabás, el ladrón.

4
Es el viacrucis de la iglesia católica San Antonio de Padua. Estoy en Matamoros, Tamaulipas. De esta iglesia viene mi nombre. Aquí fui monaguillo en mi infancia. Aquí fue mi bautizo y confirmación. Aquí llegaba mi madre y hermanos. , Aquí llegábamos en aquellos años de infancia en las posadas, de las que salíamos contentos con nuestra bolsa con dulces, cacahuates y una naranja. Y cómo no recordar la salida de los bautizos cuando gritábamos "¡bolo, padrino! ¡bolo padrino!", y el aludido tiraba al aire moneditas para los niños que nos arrojábamos a alcanzar algunas, fuera en el aire o suelo.

5
Los ladrones ya traían un barrote acomodado a los hombros a manera de cruz. La cruz principal no la habían traído. Así que uno de los organizadores pidió al dueño de una camioneta qué fueran por ella a la carpintería. Se había olvidado; el comisionado falló o el carpintero tuvo fiesta un día antes y no la había terminado. En pocos minutos ya estaba allí, lista como utilería del calvario.

6
Bajaron de la tarima a Jesús. Recibió resignado los 100 azotes. Lo coronaron como rey de los inmigrantes judíos. Y allí fueron más duros los torturadores. Vituperios. Lancetazos. Bofetadas. Como un ritual de los tiempos modernos. Simbólico todo, para representar al pobre, al humilde, al desempleado, a la víctima de la propaganda para el consumo, al inmigrante, ya lo dije. Y Jesús aguantó "vara" por todo el trayecto. Judiciales y guardias nacionales iban en la guardia y retaguardia, para evitar accidentes. Cerraban de buen humor los cruceros. En lo alocado correr de Barrabás al ser libre, por poco lo atropellan en un crucero. Y allí sí que hubiera sido peor que la crucifixión.

7
He mirado varios viacrucis. El de Tamulté de las Barrancas, en Villahermosa. Uno en San Cristóbal de las Casas, Chiapas. Y este en Matamoros.  Recuerdo que mi tío Nacho era uno de los apóstoles a quien el cura le lavaba los pies en el rito de humildad. Y he visto por televisión el viacrucis de Iztapalapa,  en el estado de México. Asimismo he leído obras de teatro sobre la misma Pasión de Cristo. Y he visto videos donde sucede algo extraordinario. Sea que clavan de verdad al Jesús. O que uno se desmaya de tanto sol y a lo mejor deshidratado por las fiestas previas. O se cae la cruz, etcétera. Me impresiona la entrega de los actores, la mayoría aficionados. Y el llanto de personas del público. Algo nos identifica con los personajes. Si te metes a redentor sales crucificado. Yo no nací para amar. ¿Quién nació para mí? 

8
Jesús, se sabe, caminaba sobre las aguas. Solo que aquí no. Si miraba el agua encharcada, le daba la vuelta. Y salía indemne. Pero qué necesidad de tanto golpe, señor. Qué necesidad de tantas humillaciones. La usura y el poder, como uno solo, históricamente. La soldadezca romana libre para hacer y deshacer. Los derechos humanos ya existen, pero no se han formalizado. Y así vamos, antes de Cristo y después.

9
Pasamos por la casa de los Zamora, allí saludé a Martín. Con él le mandé saludos a Víctor, a Javier, a Paty, a Doña Manuelita. "¿Usted cómo se llama? "Antonio Solís. "Ah, mucho gusto". En esos tiempos de adolescencia Martín estaba chico. De unos cinco, seis años. Matamoros era otro. Tranquilidad. El polvo es el mismo. Los camiones 2 de abril siguen haciendo su ruta. Las colonias marginales se extendieron. 

10
Me platican de los migrantes. De las balaceras. Es la frontera norte. Y pasamos por la calle de Santos Rodriguez Roque. Qué recuerdos. Allí está la primaria de nuestra niñez. ¿Te acuerdas, Santos? Aquí andamos. Reconociendo nuestra sombra. Nuestros pasos. Despidiéndonos poco a poco de nuestras querencias. De nuestros amores. La vida.

Comentarios

Entradas populares de este blog

lecturas 20. Poemas de Carlos Pellicer Cámara

De cartas

¿Por qué así, señor periodista?