De viaje 7 (Unicornio)

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Es el vértigo. Saber que todo acaba en un instante. La niña como de tres años viaja sola en un trayecto de 15 metros. Va sobre un unicornio. Lo había soñado siempre en su ingenuidad infantil. Y allí va a todo galope. De pronto el unicornio tropieza desalineado y desbalanceado y gira. La niña cae a las aguas del río. El Bravo. El Grande.

2

La imaginación aterriza de manera forzosa. La realidad se impone y es maestra. Y he aquí que nos miramos al espejo. Pequeños, frágiles. Y seguimos caminando en este valle de vicisitudes y risas esporádicas.

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Silvio Rodríguez nos puso en bandeja de oro en hora 3.33 am de nuestra vida la imagen de un unicornio perdido, para mayor información de lo deseable más allá de lo posible. Y es cuando sales a caminar y miras hacia todos los confines en búsqueda de ese cuadrúpedo azul con un solitario cuerno. Y nada, por más que te esmeras. Aparecen solamente burros, borregas y vacas. Y dialogar con ellos es lo común, tan lo cotidiano.

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Tu mirada está ausente con los ojos cerrados. Cuando los abres miras un río, un grupo de personas morenas, un unicornio de plástico blanco, con vivos amarillos y rosas. Va y viene de un lado a otro de las orillas del río Bravo o Grande. Lleva una carga humana y se regresa vacío para otra carga más. Es la bestia acuática. 

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" Ya tengo 4 meses acá. Viva o muera, pero esto sigue. No me arredro. Ya estamos a punto de alcanzar el sueño. Yo no ne regreso en mi albedrío. Y si me regresan lo  volveré a intentar de nuevo.  En el camino nos han quitado el dinero. Nos han manoseado a como han querido. Pero yo no vuelvo atrás. Vengo del infierno y sé que no hay paraíso, pero acá ha de ser otro infierno más llevadero."

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Ella se llama Elisa. Tiene 25 años. Venezolana. Morena alta. Ya está lista para cruzar montada en el unicornio del ensueño.  En unos pocos minutos ella va estar  de aquel lado. Carga con una niña pequeña. Su esposo irá en otro viaje de cruce. Está a punto de alcanzar el inicio de un sueño. El dron hace un barrido de escena y se ven cientos de inmigrantes a la espera de turno, previo pago del servicio. El viaje es de la orilla mexicana a lanorilla estadounidense. 200 dolar solo el cruce. Lo que resulte luego es de la responsabilidad personal.

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Todos somos inmigrantes. Todos andamos en un viaje. El principal del nacimiento a la muerte. Viaje en el planeta tierra alrededor del sol. De casa a otras casas dentro del barrio. De la casa a escuela. El viaje de las caminatas en los primeros noviazgos. El viaje de la lectura. El de la no lectura entre piedras. Ambos sin moverte del lugar. El viaje de generación a generación. Y el viaje del polvo, carne polvo. Y finalmente del recuerdo al olvido. Bienvenidos a esta estación.

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Cientos de indocumentados a lo largo y ancho de la frontera norte. De diversos países. Nombrar a dos o tres sería limitante. Cada unobde ellos con sus historias personales. Cada uno con sus circunstancias de geografía y socioeconómicas. Les han hablado del paraíso del consumo. Les han hablado de la estatua de la libertad. Y de las vidasnsobresalientes como de película. Y allá van arrobados, esperanzadores, con la ilusión a cuestas, fotos en blanco y negro de los abuelos e imaginando confort y dicha tomando cocacola y comiendo hamburguesas, y los fines de semana carnes asadas con cerveza y cantando el himno nacional estadounidense con la mano en el pecho  la altura del corazón. Saldo hoy en balacera en banco: 5 muertos y ocho heridos en Kentucky.

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La niña es subida al unicornio blanco. Le amarran un envase de plástico medida galón (3.8 lts), vacío, a manera de flotador preventivo. "¡Sola no, sola no!", se escuchan los gritos. El tiempo apremia. Empiezan a jalar de aquel lado y a soltar de este. Y avanza el unicornio en el paraje desierto de las guas del río. La muchedumbre atenta. Y losngritos retumban de que sola no, por Duos, que puede suceder una desgracia. Ya en dos tercios de avance, el unicornio desbalanceado se vuelca. La niña cae al agua, solo que de manera instintivo no se suelta. Hay un hombre que va y viene como salvavidas. Y finalmente ayuda a la niña a llegar a la otra orilla. Uff.

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El siguiente viaje es el de la madre, Eliza, de 25 años, venezolana. Se cuelga del unicornio y en pocos minutos ya está del otro lado. Y el que sigue: Yuridia de 21 años, cubana. Con bebé de 8 meses. Ellas irán juntas. Se sube primero la madre. Bien acomodada sobre el lomo del mítico unicornio. Le pasan al niño y tres maletas más. Los mirones estamos en ascuas. No porque vaya a caerse o no en medio del río. Sino porque no quisiéramos destinos así, de sozobra, de incertidumbre, de miedo.

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"Mi unicornio azul ayer se me perdió,/ Pastando lo deje y desapareció/ Culquier información/ Bien la voy a pagar/ Las flores que dejo no me han querido hablar/ Mi unicornio azul ayer se me perdió/ No sé si se me fué. No sé si se extravió. Yo no tengo mas que un unicornio azul Si alguien sabe de el/ Le ruego información/ Cien mil un millón yo pagaré/ Mi unicornio azul se me ha perdido ayer/ Se fué..."


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