De viaje 3
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Finalmente llegamos a Matamoros. El trayecto previo de carretera y vicisitudes me recuerda la canción vallenata "El viajecito", que por los años 70 la tocaba el grupo Renacimiento 74. Dice: "Salimos de Río Alta con destino a Santa Martha y a mitad del camino hicimos una varada. Todos estaban triste(s) en la espesura de la noche cuando poco a poco un carracho se acercaba. Era un camión de Bodega y Puesto y junto a nosotros detuvo su marcha. Vampiro se acercó, le dijo "Buenas noches, señor a donde sigue usted nos puede llevar. Somos de un conjunto y vamos a Santa Martha. Y de favor le pido ¿cuanto nos va a cobrar?" Y el señor le contesto. "A usted le cobro 2 mil pesos". "Está re caro una rebajita". Y al fin le tumbó 500 pesos..."
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Nosotros salimos de Villahermosa. Y en Altamira tuvimos una varada. Y un mecánico nos resolvió. Y al fin llegamos a Matamoros. Lo que era en un día, lo hicimos en tres. Llegamos con hambre. Fuimos al Restaurant Regios, frente a la central camionera. Allí fue una de mis hermanas y sobrino. Nosotros no habíamos desayunado, así que pedimos tacos de harina con barbacha. Y de postre empanadas de calabaza y camote, con café. Y la plática con el gusto de volvernos a ver, como una canción de Rigo Tovar.
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Matamoros, como todo rancho, pueblo o ciudad donde uno dejó el ombligo y las querencias, es raíz, origen y destino. El que se va a vivir a o trabajar a otro lugar, lleva el polvo en el alma. Baches. Arena de la playa. Olor a carne y salchichas asadas. Olor de cocina de madres y abuelas. Sonido de balas sea de uno en uno hasta seis, o ráfagas de metralla. Llevamos con nosotros las imágenes de las casas abandonadas. De las ventas de ropa usada. De los yonkees de miles de autos amontonados. De una sirenita. De los migrantes en las calles. Es la frontera norte con su río Bravo qué mata sueños de muchos y es lecho y destino final de otros. "De dónde eres?" Me preguntaban en Tabasc9 en los.primeros años de mi llegada. "De Matamoros, Tamaulipas ", respondía yo, sie.pre orgulloso. "Ah, de la tierra de Rigo Tovar. ¿Lo conociste?" Yo: "Claro. Todos lo conocemos allá en mi pueblo donde yo vivo. De hecho, tengo una guitarra autografiada".
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"Nos vemos en La Traviata para desayunar', me invita un poeta amigo. Me parece bien. Me marca otro amigo: "Oye. Vernos hoy. O mañana antes de las 5. Porque a partir de esa hora cuidaré a mi mamá y no podré después". Y allí estábamos ya con 240 años sumados. Estábamos Bigar y Temo, hermanos; Popo, abogado y sindicalista y yo, dispuestos a recordar y proyectar tareas juntos. Un tema central lo ha sido Óscar Feroz, por la gran y determinante influencia que tuvo en la formación de nosotros. Y el tiempo se nos iba, como se va en la alegría de viajar juntos en el tiempo y volver a este 2023, entusiastas y esperanzadoras.
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Podríamos decir, en todo caso más breve, sobre qué temas no hablamos. Porque platicamos del tiempo, el ser, las pasiones humanas, elnuniverso, la física cuántica, Jacobo Gringberg, Pachuca, los libros que nunca escribiremos, los que sí, si le echamos ganas, algunonque leímos, la genealogía, la Normal, las maquiladoras y sus sindicatos, y Oscar, siempre Óscar quien se nos fue tan pronto, sus afanes, sus motivaciones, "y hay que sacar la revista", "no, pues sí". Y así entre café y otro café, y el bufete de desayuno empezando como base los huevos al gusto y las tortilla de harina, que aunque estén frías saben ricas, pero no, estaban calentitas.
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Contemporaneo nuestro, Popo estudió prepa, y fue vecino de Óscar Feroz. Y alter ego. Tiene muchas anécdotas. Y las cuenta vivaz, como un libro oral. Lo escuchamos embelezado. Habría que escribir un libro tipo novela. Le hago unas sugerencias de estructura, para que se anime. Dos temas tiene en mente. Uno sobre lo que vivió con Óscar, nuestro filósofo líder. Y el otro, sobre el árbol genealógico de su familia. Nos cuenta de los mormones, que tienen en Utah un centro especial sobre registros y líneas de familia de sus feligreses, porque tienen la idea de que son descendientes directos de Dios, y van armando árboles genealógicos qué se entrelazan.
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Debí grabar la charla, claro, con acuerdo de todos. Porque fue un librobque nos aventamos en cuatro horas. Nos arrebatábamos la palabra. " puede parecer chisme pero..." "Ah, no, plática entre amigos si no hay chisme no funciona ni tiene chiste..." Y reíamos. Traíamos tijera con filo para ello, aunque realmente no la utilizamos, o muy poco.
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"Lo dejaron plantado sus amigos", cuenta que le decía el mesero vacilón. Habíamos quedado que a las 10. Pero yo andaba algo perdido, no tanto por no conocer, sino por la.larga cola de vehículos que van a cruzar a Estados Unidos, prácticamente bloquean la entrada a donde vive Bogar. Y aunque me mandó la ubicación maps, no podía entrar. Entonces me ubiqué en una esquina de la secundaria donde estudiamos. Y le dije "aquí te espero", para que saliera caminando unas dos cuadras. Llegó con su hermano. Y nos fuimos a La Traviata. Solo entrar allí estaba Popo. Ya eran 10:30. Parecía plantado. Se quitó la jompa, y me la regaló para protegerme del frío. Cierto, amaneció clima frío, con lluvia leve en la bien querida Matamoros.
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Nombres de calles de mi colonia: Mar mediterráneo, Acción cívica, La voz de la frontera, Marte R. Gómez, Roberto Guerra (antes César Augusto Sandino). Se alternan con callejones, del 1 al 14. Yo crecí en el 6, ahora bien pavimentado. De niños salíamos entre el lodo con los zapatos en las manos. De eso ya llovió, como dicen.
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Bogar y la poesía. En general la vida personal. Los proyectos de libros. Temo, los recuerdos de infancia. Jubilado. Fuerte. Desde niño estaba en el pentatlón militarizado. Fue trabajador en una empresa de químicos de raigambre en Matamoros. Fue representante sindical. De los que saben de contrato colectivo y derechos. Piensa ir a la Habana. De seguro lo cumplirá. Y asimismo visitar Tabasco. Lo he de ver por las calles de Villahermosa y lo he de llevar al mercado Pino Suárez a La Venta, y a Palenque.
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Ya de noche me fui a cantar con mi hermano. En memoria de otro hermano fallecid9 ya hace dos años. Y de mamá y papá. Hay una fot9 en la sala donde mi madre parece verme y sonríe. Digo yo, contenta desde donde está al vernos platicar y cantar con mi vieja guitarra, está que tengo radicada en la frontera, precisamente para estos momentos. Mas de rato iré a ver el viacrucis. Y hoy por la noche cruzaré la frontera.
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Ten siempre en tu mente a Ítaca./ La llegada allí es tu destino./ Pero no apresures tu viaje en absoluto./ Mejor que dure muchos años,
y ya anciano recales en la isla,/ rico con cuanto ganaste en el camino,/ sin esperar que te dé riquezas Ítaca./ Ítaca te dio el bello viaje./ Sin ella no habrías emprendido el camino./ Pero no tiene más que darte..." La frontera siempre tiene mucho para darnos. Caminamos en la línea floja entre el polvo y la luz, entre las sombras y las sonrisas con abrazos.
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