Dialogando tareas con niños y niñas

1, Los niños que me visitan, vecinos estudiantes de 6o, me preguntan sobre sus tareas. Y a veces de otras cosas. Como ayer: "¿Acabarán en alguna ocasión las guerras?". Ya no recuerdo de qué estábamos platicando. Creo que de la historia, como la importancia de estudiar del pasado para no repetir los errores en el presente. "Parece un buen propósito", me dicen.

2. Los niños que me visitan son de clase pobre media, si cabe esta clasificación. Es decir, sus padres son profesionistas, burócratas, hijos de maestros, oficinistas, policías, porque es fraccionamiento del ISSET, construido hace como 40 años. Es decir, tienen trabajo seguro con prestaciones laborales, servicios médicos y cosas por el estilo. Así que se dejan caer por la casa cuando me ven sentado leyendo. "¿Inrerrumpimos?", preguntan comedidos y respetuosos. "No, ni nunca", les digo yo, teatral, sonriendo. "Son bien-ve-ni-dos".

3. Les digo esa expresión adrede, y la remarco. Ellos ríen, porque saben de la intencionalidad. En otra ocasión me habían preguntado sobre las mentiras, y qué sabía de las mentiras blancas. "Esas que dicen que  no hacen daño". Fue entonces  que les conté cuando Jimmy Carter, ex presidente de Estados Unidos, fue nombrado candidato presidencial del Partido Demócrata, se arremolinaron cientos de periodistas en las afueras de su casa, en busca de la nota con las primeras declaraciones. El candidato indicó que se hiciera una conferencia de prensa, y que mientras tanto los pasaran al patio de su casa, les dieran bocadillos y refresco. La prensa, sabe usted.

4. Los recibió la mamá de él, doña Lilian Carter. "Aprovechando, antes de que salga el candidato, ¿nos podría contestar unas preguntas, para optimizar el tiempo?". "Claro que sí", dijo la señora sonriente, contenta por ser la madre del candidato. "¿El candidato dice mentiras?", preguntó uno de los periodistas, tratando de llevarse la primicia. "Él es tan bueno que solo dice mentiras blancas", contestó Doña Lilian. "Dennos un ejemplo de ellas", avanzó en el cuestionamiento el periodista. "Por ejemplo, cuando hace unos minutos les dije que pasaran y que eran ustedes bienvenidos". Y claro, soltaron la risa, por el ingenio.

5. Ya en el tema. Les dije a los niños y niñas, que las guerras son la manifestación del poder y de  la propiedad privada. Son lo visible de la lucha por robar los recursos naturales de los países. Son por imponer una ideología, o una religión. En tanto eso no desaparezca, las guerras seguirán existiendo como muestra de la irracionalidad de la especie llamada, contradictoriamente, racional. Los niños se quedaban serios ante las ideas explicativas que se me iban ocurriendo. Podemos ejemplificar con casos concretos de pleitos y diferencias en familias, escuela, vecinos, por linderos. Y en grande, las fronteras. Y encontrar rasgos comunes. Podríamos hablar de clases sociales y de la explotación de las personas.

6. Pero no quise llenarlos de desesperanza. Ellos son buenos estudiantes y tienen valores. Son lectores habituales y cumplen con sus tareas. Ya su maestra sabe que por las tardes, de vez en cuando, vienen a charlar conmigo. "Su maestro", les dice de broma, con algo de celos. Ellos le dicen a ella que no es su maestro, sino un vecino  lector. "El dice que es un venadito, simplemente". Y ríen.

7. Y si revisamos la historia, les comento, se puede hablar en términos generales que hay una clase social que tiene de todo y de manera exagerada. Y otras clases sociales que medio tienen, y otra clases social que absolutamente no tienen ni para comer dos veces al día. Y que esto sucede en toda la geografía de la tierra, salvo pequeñas poblaciones renuentes al "progreso". Y esto ha sucedido vasi en todos los tiempos desde la aparición del hombre, a excepción de los primeros grupos humanos. Hay dos lineas de descendencias, aunque haya infinidad de variantes: una, la del poder, de donde vienen los esclavistas, los señores feudales, los burgueses y los capitalistas. Y la otra, de donde vienen los sin poder, que son los esclavizados, los siervos, los obreros, los proletarios.

8. Los niños se me quedan viendo y callan. Escuchan con atención. Y preguntan. hablamos de rebeliones que hay. Ponemos ejemplos. Y van acomodando lo que saben de historia, lo que han visto en la escuela y visto en Youtube cuando buscan hechos históricos. Rebeliones de esclavos, dicen, rebeliones de siervos, y de obreros, represiones, golpes de estado. Todo ello en una lucha donde la sangre y los muertos los ponen la clase trabajadora. ¿Por qué? Sencillamente porque hay grupos armados que defienden a quienes les paga. Pero además mediante diferentes mecanismos como la educación y la religión, los medios masivos de comunicación, se hace sentir a las personas como que esto de las diferencias económicas, y por lo tanto las condiciones de vida, es natural.

9. "Antes creía que era por ocurrencias que se generaban las guerras", dice una niña vivaz, que cuando sonríe se la hacen hollitos en las mejillas. "A veces hay algunos compañeros que nos buscan pleito sin que le hagamos algo". "A veces uno pasa y me pega". "Algunos maestros no se hablan con otros". Y salen cosas por el estilo en la plática larga. Yo les ofrezco a veces palomitas o pan. Y horchata o agua de jamaica. Saben de beisbol y tienen los datos de la serie mundial Yankees y Dodgers. Allí sale el tema de los espectáculos masivos. Les digo que vivimos en la sociedad del espectáculo, donde se distrae a las personas para que no piensen en los asuntos importantes de la sociedad. "Pan y circo", dijo otro niño. "Algo así", les digo. Pero ese será un tema que bien podríamos abordar en otra visita.

10. "Yo concluyo, -dijo un niño- que las guerras no van a terminar nunca". "¿explica por qué?", le digo, para que ejercite su expresión. "Porque los que tienen todo, quieren más y no se conforman con lo que tienen".  "Pero ustedes están cumpliendo con su tarea de vida en su edad -les consuelo. Sigan estudiando y comprendiendo  su realidad. Sean de los que piensan, de los que reflexionan, de los que critican. Mantengamos la utopía de la paz y la justicia social, les digo.

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