Cuando un amigo se fue

1. Por lo regular cuando cuento anécdotas de amigos trato de evitar el nombre. No en todos los casos, claro. Temo que algo de lo que cuento les pudiera molestar, aunque trato de no hacerlo, claro. No quisiera que por alguna palabra, alguna idea, algún hecho relatado, pudiera incomodar al amigo o amiga. Ayer tomaba café en La Cabaña, de Villahermosa, de Plaza Américas. "Un ratito" para estar por compra de café molido para la oficina y la casa. "Me quedaré un ratito para tomar un lechero", me dije a mí mismo.

2. Estaba ensimismado luego de saludar y platicar breve con un amigo sentado en otra mesa que compraba seguro a vendedora guapa y sonriente, cuando pasó JM Uribe. Nos saludamos efusivos, como siempre. Mi estima entre nosotros data desde aquellos años de mis inicios en Jalpa de Méndez en 1979. Él había llegado antes un año o dos, originario de Centro, Tabasco. Hicimos buena amistad, de tal manera que luego dejamos de vernos por años, porque aunque ambos nos cambiamos a lugares cercanos a Villahermosa, (30 km de Jalpa), cada quien con sus actividades personales y ya. Yo cambié a telesecundaria. Luego en ocasiones nos encontrábamos en alguna reunión o marcha sindical, y cosas por el estilo. Siempre la efusividad,

3. Y ahora en el café platicando con la confianza y afabilidad de siempre. La sonrisa abierta, las palabras en huracán. Que dónde andamos cada quien. Que si llega él al mismo lugar de diálogos constructivos, que dónde trabajo ahora. Y siempre nos preguntamos por algo o alguien. Ahora el tema del nuevo gobierno estatal y nacional. Y el me cuenta del libro "¡Gracias!", de nuestro paisano ex presidente. Lo está leyendo y me cuenta detalles que desconozco en particularidades, aunque en lo general estoy entrado. Me refiero a los hechos muy públicos sobre "Andrés".

4. Nos despedimos tres o cuatro veces y sale un nuevo tema, como respuesta a  alguna nueva pregunta. Yo hacia algo de tiempo para ir a la oficina donde nos reunimos un grupo de amigos interesados en los estudios y políticas de lo que bien podemos llamar de izquierda. Él había quedado de verse con su hijo que le iba a llevar a su nieto. Y de seguro pasear un rato o desayunar. Sobre lo que está leyendo en el libro me comentó a detalle sobre la elección en Zacatecas cuando el candidato fue Monreal, y cómo desde la SEGOB ordenaban hacer trampa, y AMLO tenía las grabaciones que hizo valer, donde quedaban evidenciadas las trampas del gobierno para imponer al candidato oficial.

5. Un tema infaltable es sobre algunos amigos recíprocos de esos años de principios del los años 80 que coincidimos en Jalpa de Méndez. Murió Montejo, murió Darwin. "De quien no sé -me dice- es sobre Rubicel". De que estaba enfermo, sí, pero no de algo más, agregó. "Cierto, no sé de él tampoco yo", le dije. Y quedamos de que íbamos a investigar, para ver la posibilidad de visitarlo. Intercambiamos numero de teléfono para avisarnos. 

6. Rubicel era un maestro de 1.80 de estatura, aproximadamente. Cabello rojo. Y unos dos o tres años más que yo. Tocaba guitarra y había pertenecido a uno de esos grupos donde había tocado en sus inicios Chico Ché. Gustaba tocar canciones de Aldo, el de Los Bárbaros, sobre todo dos canciones que por esos tiempos tocaban fibras muy internas de mi ser. "Enamorado perdido, en ti, con la esperanza; que me devuelvas un poco de tu amor y me devuelvas la confianza. Perdí tu amor, que era lo que más quería..." Lo escribo y me parece verlo escucharlo y vernos y escucharnos a la distancia. Me pasaban la guitarra y yo cantaba esencialmente tres canciones. Señeora de Juan Fernández, Mi árbol y yo y El Cristo de Palacagüina. Mas por lo que dice, se les quedó grabada la primera, que habla de un yerno sin trabajo que habla por teléfono a la suegra para avisarle que se "robó a su hija". La suegra es precisamente "la señora de Juan Fernández.

7. Recordemos que en aquellos años de los 80s ta los nuevos maestros federales tardaban en pagarnos como un año. Todo junto, si, pero mientras tantos subsistíamos como podíamos. Yo de vacile, exagerando, digo que me ponía a pedir en cruceros de Villahermosa los fines de semana. Otro, exagerando también decía que él asaltaba por los alrededores de Villahermosa. Cada quien echaba a volar la imaginación. "Yo tocaba la guitarra en los camiones y echo palomazos con un grupo", decía riendo Rubicel. Lo de Rubicel solo era cierto solo lo de que tocaba en un grupo. otros que formaban ese grupo eran los mencionados fallecidos (Darwin, Montejo), Fausto Peña, Casimiro, Lupillo, Moranchel, Alonso, Jorge Castillo+ y otros. 

8. En las quincenas salíamos temprano y mientras ellos, los que ya tenían más de un año cambiaban su cheque en el Banamex que estaba frente al parque central. Los nuevos nos quedábamos sentados en el parque mirando pasar el tiempo y las muchachas de nuestra edad. Ya con el dinero efectivo en sus bolsillos, nos invitaban a ir al merendero de Don Polo (Lite), donde vendían camarones para pelar super frescos y con sabor a cielo. Le acompañaban con un vaso de caldo concentrado, blanquísimo, caliente. Una verdadera maravilla. Ahora sé que también venden sabrosas patitas de cerdo, de unos años para acá. "Pero no tenemos dinero nosotros", decíamos cabizbajos los nuevos maestros. "¡No les estamos preguntando eso, coño!, les estamos invitando. ya sabemos que ustedes son están cobrando". E íbamos. Entre ellos Rubicel. Otras veces íbamos a la cervecería de Julianón, que nos fiaba. O a la casa donde vivíamos los foráneos. Y allí la guitarra y las canciones referidas.

9. Entonces quedé con Uribe de investigar sobre el paradero y ubicación de Rubicel para visitarlo. Le dije de la importancia de vernos, de buscarnos. Le comenté de la visita que le hicimos en 2022 a Óscar Eligio en Monterrey, nuestro líder desde la Normal en Matamoros. Óscar, era lector férreo, orador, guía, motivador, filósofo. Y la visita que le hicimos cuando el cáncer estaba ya dentro de él como torpedo, destruyéndolo. Y le di detalles de lo emotivo y triste de nuestro encuentro, en su etapa final de vida. Llanto, recuerdos, abrazos. Me dejó una tarea, le comenté. "Escribe Toño una novela donde todos los personajes sean bondadosos". Y reforzamos más la idea de buscar a Rubicel. Algunos datos: trabajaba por una secundaria técnica, como maestro de inglés. Nos despedimos Uribe y yo con un abrazo fuerte. 

10. Me quedé un rato más. Puse su nombre en el buscador de Facebook. Buscaba yo un texto que creí haber escrito sobre él, sobre una visita que me hizo en el 2016 en la oficina donde estaba yo con encargo educativo. Su saludo al verme: "Señora de Juan Fernández", por la canción de Facundo Cabral que yo cantaba en esos tiempos de los 80. No lo encontré en las redes. Redacté un texto breve donde en cinco lineas digo de él y que me ayuden los lectores a encontrarlo. Diligentes amigas y amigos en inbox y allí mismo en comentarios, minutos después me dieron la noticia del fallecimiento de Rubicel Ojeda Gómez en 2020. Lo cual lamento mucho. Y sin embargo ese es el camino de todos. Una abrazo al cielo, Rubicel. 


 


Comentarios

Entradas populares de este blog

lecturas 20. Poemas de Carlos Pellicer Cámara

Rigo Tovar y Chico Ché

Max in memoriam