El gran terror

El gran terror
1. Nadie razonablemente puede estar en contra de las utopías. Entre varias, que vivamos en paz y que haya alimentación en la mesa de cada ser humano. Supongamos que cada ser humano tenga mesa. Se argumentará en contra, de "el egoísmo maestro", que guía al actuar humano. Se nos dirá que eso es imposible y que la historia -esa sí maestra- nos ha enseñado en el transcurso de la existencia humana que eso no ha sido ni será posible. Cierto, Carlos Marx habla del comunismo primitivo. Pero solo es eso: un planteamiento del materialismo histórico. Sustenatado, eso sí. La utopía de querer mejores condiciones para todos, nunca abandone al ser humano.
2. Mi adolescencia sucedió allá por los años setenta. La vigencia de la revolución cubana y mis amigos lectores, uno de ellos filósofo, alimentó la avidez y curiosidad por saber y conocer, en esa búsqueda que tiene todo adolescente, y dadas las condiciones de vida de nuestras familias, los barrios marginales, etc, todas esas ideas cayeron en terreno fértil. Y, si bien alimentábamos esperanzas ilusorias de destino mejor para el país, también nos asomábamos a lecturas críticas serias sobre las sociedades llamadas "socialistas".
3. Un maestro de la Universidad, que nos da clase de "Filosofía de las religiones", nos dice que si todos los dirigentes de los miles de grupos religiosos se pusieran de acuerdo, habría paz en el mundo. Y lo dice como conocedor de la historia de las religiones, donde cada una argumenta ser la poseedora de la verdad, que dicho sea de paso, con mayúsculas La verdad, es la búsqueda de la filosofía religiosa y la no religiosa.
4. A la edad de veinte años me encontré gracias al amigo filósofo, los tres tomos de la biografía de León Trostky, escrita con magnificencia y amor a las ideas y a la historia, por el alemán Isaac Deuscher. Son tres tomos, siendo de nombre general Trostky, con los subtítulos: "El profeta armado", "El Profeta desarmado" y "El profeta desterrado". Y en esa obra encuentré una detallada semblanza-crónica de la vida del político ucraniano que fue perseguido y asesinado en México en 1940, para coronar la serie de asesinatos políticos que en millones (sí, millones)de soviéticos por el régimen de Stalin en su búsqueda personal de asegurar sin enemigos el máximo poder en ese país de la utopía socialista.
5. Deutscher escribió también la biografía de Joseph Stalin, esta con el nombre simple de "Stalin"; obra en la que no adjetiva ni juzga. Simplemente describe su trayecto y el papel que le tocó vivir en esa lucha por el poder, a la enfermedad y muerte de Lenin en 1924. Personajes todos ellos envueltos en la marabunta de la lucha por el poder, donde intrigas, calumnias, planes secretos, alianzas, etc, muestra lo que es en todo lugar la lucha por el poder político: pragmático al extremo.
6. Antes de mis lecturas a los 18 años de ese tipo de temas, leía yo la revista norteamericana Selecciones del Reader's Digest. Nunca le he hecho reconocimiento en mis orígenes como lector a esta revista. Doña Tencha, señora con la que yo trabajaba de ayudante y compañía. Ella vivía sola. Yo iba y venía a las tiendas en compras que ella necesitaba, al banco a depositarle un cheque, y cosas por el estilo. Y ella ya dije en otro ocasión que me pagó clases de guitarra, me regalaba boletos para el cine cuando pasaban películas que dejaban mensaje (tipo "Papillón", sobre la libertad), y me regaló una suscripción de Selecciones del Reader's Digest.
7. Esa revista adulteraba la noción del modo de vida americano, no venía propaganda directa contra la Unión Soviética, algunos chistes, relatos de superación personal y anécdotas la hacían atractiva. Yo me la engullía prácticamente tan pronto me llegaba vía correo. Pero luego entré a la Normal, que estudié entre mis 15 y 20 años, y cambié de rumbo de lecturas, entre literatura y propaganda soviética, en apoyo a la revolución cubana. Pero también nuestro amigo filósofo nos acercaba libros sobre literatura rusa. Entre ellas "La madre", de Gorki; "Crimen y castigo", de Dostoyevski; Así se templó el acero, de Ostrovsky. Y más.
8. Creo que entre mis 20 y veinticinco años leí a Franz Kafka y a Milan Kundera, los checos. En ambos el absurdo de vivir y el Estado, como eje rector de sus diversos temas. Kafka más lo fantástico. Pero como la realidad supera la fantasía, Kundera más preciso en nombre de ciudades, universidades, hechos concretos de persecución política, nada ideológica, sino perversamente contra el mínimo de disidencia en ideas. Pensar es existir (humanamente). No hay dos que piensen igual, aunque coincidan en ideas. O difieran. Pero eso no obsta para que conste que la vida es así, una búsqueda de convivir en las diferencias tan naturales. ¿Eso es utopía? La lucha por el poder no acepta contrincantes. Y en la medida de lo posible los aplasta.
9. Ahora me he encontrado con el libro de Robert Conquest, "El gran terror", y precisamente refiere a esa serie de asesinatos en la Unión Soviética, que históricamente son conocidas como "Las purgas de Stalin". La consigna orden: acabar con todo lo que huela a León Trostky y sus seguidores. Pero peor: no solo eso. Y ese es el horror: millones de indiciados por haber sido compañeros de escuela, por ser familiar de un trostkista, hasta en el absurdo kafkiano (pero este sí de verdad) de haber sido vecino o amigo de un trostkista. Ya no se diga hijo, sobrino, primo de un simpatizante del legendario León Trostky. El poder de un solo hombre no tiene límites.
10. Junto a los millones de soviéticos fusilados que da un número de millones entre dos y tres, se suman los millones de campesinos muertos por hambre (entre cuatroy seis), en la famosa política de estado sobre los alimentos llamada "colectivización". Que teniendo una meta nacional en producción de granos, el colectivo comunal tenía una cantidad que debía producir, entregándola al estado, quedándole muy poco para la sobrevivencia. Solo que al quedarse abajo en la meta nacional, el campesino tenía que entregar el total de la producción, y en la ley decía que sería fusilado quien escondiera parte para su consumo.
11. En el libro vienen detallados parte de las declaraciones de los altos mandos del politburó que no estaban de acuerdo en ese tipo de política de aniquilamiento humano, que en juicio eran obligados a inculparse, con el ofrecimiento de que de esa manera los mandarían al destierro en Siberia, pero no serían fusilados, lo cual por supuesto no les cumplían y los fusilaban, porque además se habían declarado culpables de sabotaje, de estar en complot contra el jefe máximo, y cosas así.
12. La publicación en 1968 del libro "El gran terror", de Robert Conquest, fue calificado en su momento como propaganda burda del Capitalismo contra el Socialismo. Solo que poco a poco se fue consolidando como información verdadera, por una parte con las declaraciones de Nikita Jrushov que reconoció las purgas como política bestial de Stalin, y más con Gorvachov que implementó la política de transparencia llamada Glasnot, con la que se desclasificaron gran cantidad de los archivos secretos. Así que la segunda edición del libro "El gran terror ", en 1984, está mucho más completa.

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