Sellado con un beso
1. Me dice de sopetón: Te haré algunas preguntas: "¿Qué sabes de la muerte? ¿Existió Sócrates, o fue un invento de Platón? ¿Qué significan los números para los pitagóricos?, pero además dame ejemplos. ¿Qué es la felicidad? ¿Y el amor? ¿El tiempo? ¿Qué hay más ak+llá de la última referencia que sabemos del mundo? ¿La historia es la verdad de los hechos, o son suposiciones con elementos de verdad y mentiras del poder en turno?
2. Lo uno y lo otro. Pensamientos distintos, que se van acercando. No por voluntad propia. Sino las circunstancias que nos rodean. Caminar por ejemplo por la misma calle, pero en horario distinto. Algo hay, sin duda alguna. Entrar al mismo supermercado y pasar por los mismos pasillos entre la distinta mercancía para jardines, cocina, frutas, carnes. Y sentir que algo hay de raro o especial en el ambiente: un perfume, un sonido. Y volver de manera no consiente por los mismos lugares donde los pasos se acercaban por donde el otro ya había pasado. Azar y circunstancia. Yo mismo o tú. Sin encontrarse, sin saberse, pero sabiendo y buscando sin saber de la existencia del otro, de la otra.
3. Se les miraba siempre como ausentes. Cuando caminaban iban contando las baldosas de la acera bien ensambladas como rompecabezas. Se sentaban en una banca del parque solo para contar autos en general que frenéticos pasaban por la calle, o por colores. O se acostaban en el pasto y miraban las nubes para encontrarles formas, olvidándose del mundo. O en la noche, taciturnos, se ponían a contar las estrellas y les amanecía sin avanzar en grandes cantidades. O perdían la cuenta y volvían a empezar. El tiempo se detenía cuando estaban juntos. Era la electricidad con sus dos polos. Imanes de primer orden en la atracción, como el de los gitanos cuando visitaban Macondo.
4. Se sabían eternos, en esa breve eternidad del apego, en el que mío y mía, eran los únicos pronombres posesivos que existían y si acaso por intercambiar objetos de su preferencia utilizaban el tú o tuyo, solo como excepciones. Jugaban a los refranes, cada quien el que sabía o inventaba. Decían alternados palabras que empezaran con una letra, siendo las primeras, como entrenamiento, de las fáciles para luego pasar a las difíciles, las que empiezan con z, x w.
5. Del tiempo no se preocupaban. Tenían el suficiente en lo personal y en lo colectivo. Además se comunicaban por telepatía. Dejaban correr el tiempo como soltándole hilo, cual cometa que se va alejando hasta quedar solo la punta del hilo en el carrete. Y en algún momento soñar que al soltarlo se iría directo a las nubes. Si iban al cine miraban la misma película dos o tres veces, solo por el hecho de estar irradiando calor, sin tocarse o apenas tocándose las manos, los dedos, las uñas.
6. Remontaban en la charla el pasado. Solo las anécdotas lúdicas, con el fin de comprender la canción coincidir en eso de la tanta eternidad como la mía, o la extensa geografía de la madre Tierra, de Sur a Norte, de Oriente a Occidente,y en todo ello, ríos, montañas, lagos, llanuras; pero además el tiempo elástico, intenso y extenso, por donde han pasado millones de personas agrupadas en generaciones. A veces sobre los padres o abuelos. Sobre esa tierna infancia donde la ingenuidad era timón y bandera. Los juegos donde ponían los cinco sentidos para correr primero, saltar primero, llegar primero.
7. ¿Qué es la luna? No tengo respuesta alguna. Digamos ahora palabras que rimen. Y se enfrascaban en pera con espera, lana con mañana, aluvión con avión, madera con ladera. Y los recuerdos de cuando se quedaban absortos ante la luna allá en lo alto, tejiendo historias, refiriendo anécdotas, creencias, recordando algunos versos aprendidos en la primaria o secundaria cuando la luna. Recordaban los regaños más sentidos, y si acaso hubo alguna vez golpes, que aunque fueran cariñosos, quedaban bien grabados como terror de esos años.donde solo el juego era el presente perpetuo, un gerundio permanente, la clave del ser y estar era el juego mismo.
8.¿Qué lees ahora? se hace la pregunta como compartiéndola para tener dos respuestas desde la lejanía, cruzadas ambas, coincidentes. El amor a la lectura y la experiencia de encontrar frases alusivas a los momentos que se viven o se quieren proyectar les une. Una cita subrayada y compartida. Un libro encontrado en las librerías viejo o nuevo. Y comprarlo con el fin deleitarse en las historias, que luego servían como alimento espiritual para las pláticas. Aunque fuera Crimen y Castigo, e ir siguiendo la trama, o La Madre, de Máximo Gorki. O cualquier otra
9. Eran fantasmas y polvo, una comunión poco sabida, menos estudiada. Se hacían suposiciones, que luego de la muerte hay la nada y el todo, un lugar para las almas buenas, otro para las malas, si eso es creíble y posible, según tau, según yo, las creencias, los atavismos. Al fin fantasmas que se aparecían en las noches de lluvia y fresco, en cualquier plaza, en cualquier hotel, en cualquier esquina de barrios medios. Dicen que pasadas las 10 de la noche dos fantasmas se abrazan y besan. Y ni los enamorados quieren pasar por los lugares que se dice. Yo lo vi, a mí nadie me lo cuenta. No es que espanten, no. Sino ue no estamos acostumbrados a dialogar con fantasmas. Yo sí, dijo una chica valiente. Los esperaré para hablar con ellos y me cuenten sus historias.
10. Respóndeme las preguntas que te hago. ¿Qué somos? Más allá de las convenciones. La vida esta que tenemos sin conciencia. Luego empezamos a darnos cuenta de nuestro trayecto. Algo que aprendemos a través de nuestros sentidos. Sabemos que somos alguien y que pensamos. Escuchamos, por ejemplo, que el amor es algo esplendoroso. Y soñamos con tenerlo. Nos damos cuenta que somos afines. compañeros del grupo escolar, y nos sentimos bien con ellos, compartimos pan y palabras. Reímos juntos. Pero aún así, en la soledad de la cama, solos, sabemos que hay algo más que lo que conocemos en el día a día. Y es donde nos detenemos. Escribiré cartas cuando estés de vacaciones, lejos de mí. La rondalla de la escuela, en ese momento interpretaba Sellado con un beso. Él escribió con letra rápida: "sellado con un verso". Dobló el papelito, y lo metió en la bolsa presionada de la blusa.
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