Mañanita de lunes

Desvelo de semanas, meses. Y sin embargo el día amanece con luz. Aquella nube es tan solo un guiño para recordarnos de lo fugaz. Recuerdo otros lunes con dolores de cabeza por falta de luz. Teatro guiñol para educarnos en lo maniquí que somos a expensas del que mueve los hilos. Lunes de palabras sueltas con miel. De caballos desbocados por los caminos del sur. Donde el martes era lejano tiempo indefinido. Y transitamos los días como eternidad puesta a toda prueba. A escena donde nadie nos llamó, porque es importante, la luz del reflector. Y todo iba envuelta en satín, como regalo de no se sabe qué. Y discutimos tiempos precisos. Escudriñamos en el pensamiento para encontrar razones de lo obvio olvido y encaje del mal anidado. Pensamientos vanos, fuegos fatuos, ego como bandera de lo efímero, propaganda de moda. Al fin camino trillado, mosca puesta en el pastel para ver si resucita azúcar. Ahora es lunes. Luz y sombras conforman las veinticuatro horas. Otro día. Como decir. Bienvenido al afán de la existencia. Bemoles para crear una nueva melodía.

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