Cuando yo muera

Cuando yo muera habrá cesado todo. Al fin. Como otro principio. Las infamias ya han sido olvidadas en vida. Más por si acaso, nada queda de eso. Lo mismo desterradas envidia e ira desde antes, ya. En paz. En completa paz el tiempo de vida que aún queda. Así que cuando muera no importarán ya los conceptos de guerra o paz. Hubo pesadumbres. Nada queda ya. Habrán de quedar, si acaso, un poco de recuerdos en algunas memorias. Un tiempo. Luego vendrá de a poquito el olvido. En unas fotos viejas, preguntarán unos niños: ¿y estos viejos quienes eran? Yo por ejemplo tengo olvidados ya a otros que estuvieron antes. Fueron acaso parte de un sueño, del plan de la nada visible. Otros comerán de los nuevos frutos. De esa flor silvestre y de caverna que representa el todo. Otros elevarán los cometas. Otros serán los sonrientes. Los callados. Los ciegos que usan a mar sus manos. La dicha morará en otros. Así ha sido. Así será otro tiempo. El juego ha terminado. Mi vida personal, como la flor que existe sólo un día. Entonces quizá sin nombre, huella digital,  ni rasgos de rostro o firmas, andaré entre el viento y las nubes. Comprendiendo lo que fui antes de la vida. Y nos hemos de encontrar. Descarnados. Plenos. Nada.

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