Algunos viejos profesores

Libertad, un grito recurrente. Igualdad, otro grito con el mismo peso. Y el tiempo para los pueblos es distinto al de los individuos. Algunos viejos profesores de historia con histeria. Trataron, encendidos, que muchachos ofrendaran su destino personal.  Sangre en sacrificios. Carne de cañón quienes quedan fuera de la vida. Sangre libertaria. Y vuelta a la pagina. Que orgullo y satisfacción, para ellos, jubilados que impartieron cátedra desde sus púlpitos. Al final, con pensiones para su vejez, satisfechos y ufanos, firmaron manifiestos virtuales desde su confort, quincena asegurada. Y los muchachos donde germinaron las ideas, son ahora rostros en ruta del olvido. Son dibujos en los manifiestos que firman los mismos profesores.

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