Feliz Navidad
Para ti (quien me lee) feliz Navidad. Que tengas por sobretodo salud. Y motivos para reír. Si tienes trabajo, a cuidarlo, para que haya pan en tu mesa. Si no lo tienes, no desesperes, y a conseguirlo. Que tengas paz y dicha. Tranquilidad en tu interior, que es el mejor templo. Y amor, mucho amor. De nada sirve todo si no hay amor. Mas no lo busques, porque se aleja. Respeta a todos, niños, jóvenes y viejos. No discutas. Huye de las discusiones estériles. De vez en cuando toma un libro. De tema de tu preferencia. Y lee unas dos o tres páginas. Si te gusta sigue leyendo. Si no, déjalo. No leas por obligación (salvo si eres estudiante y es para tarea). Cuida tus palabras. Habla cuando debas. Y cuando no, calla. Escucha atentamente a los que se dirigen a ti. Míralos a los ojos. Hay quienes son una máquina de hablar (sin sentido ni lógica). Y no se dan cuenta que nadie los quiere escuchar. Si vas a algún templo o iglesia, concéntrate en tus oraciones. Y en los mensajes del pastor o sacerdote. Y sal a cumplir con tu vida. Sé el ejemplo de lo que predicas. No te abandones. Este día es para escuchar a Dios en el viento, en la respiración, en el latir del corazón. En la pródiga y bella naturaleza. Felicidades si hay regalos o no. Recíbelos. Y no valores esos regalos por el precio, sino por el aprecio. Y por las manos de quienes los dan. Ámate a ti mismo antes que a tu prójimo. Y luego ama a tu prójimo. Una joya de verdad son los amigos, las amigas. Y sigue la ruta de la felicidad que nace en ti mismo, no en los demás. No hagas caso a la publicidad que te quiere llevar a rastras a los centros comerciales. Sé austero. Oye música. Mueve tus pies. Y sonríe. Yo hoy leeré en paz. Y mañana también. Un abrazo fuerte. De amor, paz y amistad.
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