Y sigo siendo aquel

Y sigo siendo aquel. De cuando empecé con la razón a querer comprender la existencia. Y tirar los dados del destino para fincar en mí la suerte. Y ese destino incierto sobre la vida de uno mismo. Al fin concluí: dejar que el viento sea el que tome las decisiones. Y fluir en la vida de acuerdo a la circunstancia. Sigo siendo aquel lector embobado con las buenas historias o versos. Cuando leí por ejemplo la novela de Kundera, la empecé a leer a las seis de la tarde y leí diez horas seguidas hasta terminarla. Ahora lo seguiría haciendo solo que mis ojos me detienen. Y la luz ya no ingresa bien por las rendijas. Sigo siendo el mismo de las historias e historietas. Sueño en el gran amor. En la gran revolución. Mas no esa de sangre y fuego. Sino en una revolución cultural que empiece por uno mismo. En un afán de ilustrarse para mejor vivir, no para mejor tener. Las canciones me hacen suspirar. Más si las vinculo con algo del pasado. De lo que fue, de lo que pudo ser. Los discos atesoro. En la reflexión sobre el tiempo, su símbolo como instrumento de medida, el reloj. Y le apuesto a la palabra. Al juego de palabras. Que suenen. Que signifiquen. Que motiven. De pronto trato de subir a la ola, para sentir la sensación de la bajada. O me subo en las nubes. Y sueño de un destino mejor para todos. Hasta el último instante. Hasta el último suspiro.

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